La esperanza es una emoción que tiene mucho que
ver con nuestras actitudes ante la vida.
Tener esperanza es saber que vas a encontrar las soluciones que nos brinda la
vida cotidiana para poder solucionar los
problemas que nos agobian.
-Cuando tenemos esperanza, empezamos a darnos
cuenta de que todo tiene solución, de que siempre hay una manera, y que todo se
puede arreglar, solo hay que ver cómo.
-También es pensar que podemos conseguir aquello
que soñamos, y esa esperanza nos hace actuar, tomar decisiones para arreglarlo, y también sentirnos mucho mejor con nosotros mismos.
-Si tienes ilusión por conseguir algo, te
marcarás metas, lo que es básico es que mientras lo consigues no te des por vencido,
y te aferres a tus ilusiones y perseveres; visualiza tus sueños como si ya
se hubieran cumplido, y así seguramente se cumplirán.
-La esperanza es como un bálsamo que nos
refresca en los malos momentos y nos da fuerzas para continuar.
-Sabemos que por muy larga que sea la tormenta,
el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
-Decía Séneca: “Los deseos de nuestra vida
forman una cadena, cuyos eslabones son las esperanzas”.
-Hace mucho tiempo me contaron un cuento muy
bonito, que me gustó, porque es un cuento de esperanza, así que os lo cuento:
La Balanza
-Una mañana fría de invierno, entró en una
tienda de comestibles una señora pobremente vestida, se acercó al dueño, y le
dijo muy bajito que , si podía fiarle la
compra, porque no tenía comida en casa porque su marido llevaba tiempo enfermo.
-El dueño, la miró enfadado, y la dijo que se
marchara señalándole la puerta.
-Ella suplicó diciendo que lo pagaría en cuanto
pudiera, pero el dueño movió la cabeza de un lado a otro y señaló la puerta.
-Al lado del mostrador había un cliente, que
pasmado por la dureza del dueño, le dijo que la despachara lo que necesitara,
que él se encargaría de pagarlo.
-El dueño, al ver que ella tenía un papelito en
la mano, la dijo guasón:
-“¿Tiene usted lista de la compra?
.-La mujer dijo que sí.
-Entonces, dijo el dueño riéndose.”Ponga su
lista de la compra en mi balanza, y le daré el peso de su lista en comestibles”.
-La mujer besó el papelito, sacó del bolsillo un
pequeño lápiz y se puso a escribir su lista, poniéndola con manos temblorosas
en la balanza.
-Todos se quedaron pasmados cuando al apoyar la
mujer la lista en el plato de la balanza, este cayó hacia abajo, y se quedó allí
quieta.
-El cliente sonrió y el dueño empezó a poner
comestibles en la balanza, y esta no se movía, así que tuvo que poner más y más
hasta que se equilibró.
-La señora cogió las bolsas y se marcho
dando las gracias.
-El dueño no salía de su asombro, así que cogió
el papel de la balanza que no pesaba nada, y vio que aquello no era una lista
de la compra , sino una oración que decía: