Una amiga me ha estado contando que le ha dicho
su médico que lo que ella padece es la típica “depresión del domingo”.
- A mí me ha hecho reír, porque pienso que hemos
pasado de creer que el aburrimiento, o que
cualquier cosa que nos suceda a nosotros o a alguno de nuestros allegados, no
es nada, a pensar que es una enfermedad con nombre y apellido.
-Los domingos por la tarde, pueden ser
aburridísimos, si nos dedicamos a pensar en todo lo que se nos viene encima a
partir del lunes.
-Lo peor que se puede hacer los domingos, por la tarde, es sentarse frente a la tele, y dedicarse a ver lo que sea, haciendo zapping, con lo que
tampoco vemos nada completo.
-Recuerdo domingos malísimos, cuando estudiaba y no
había hecho los deberes, o cuando daba clase , y no había terminado de corregir
los cuadernos de los niños , o los exámenes.
-Creo que lo peor de los domingos, o de
cualquier otro día , es la rutina, porque si hacemos siempre lo mismo, y encima
nos aburre lo que hacemos, pues el resultado es que acabamos hechos polvo,
además que un exceso de rutina, puede acabar en depresión.
-A mí me divierte cocinar el domingo por la
tarde; a veces hago un bizcocho enorme para llevar a la peluquería, o preparo
una carne asada para el lunes, o hago una tarta de queso….
- Yo le he dicho a mi amiga, que una solución
buena, sería que quedara los domingos
por la tarde con sus amigos, o simplemente aprovechara esa tarde que sabe que
la va a bajar el ánimo para ir al cine, porque al salir, se toma un picoteo que
sustituye a la cena, se tiene un buen palique de amigos, unas risas, y a casita
a dormir.
-Buenas noches.