Nos creemos fuertes; pensamos que somos capaces
de aguantar lo que nos echen, pero no es cierto, todos tenemos nuestros
momentos frágiles, y en esos momentos necesitamos una red protectora.
-Es maravilloso tener una red familiar, con
personas que nos quieren y que están deseando ayudarnos, porque nuestra
felicidad es prioritaria para ellos .
-Una red de amigos es un tesoro, no hace falta
que sean muchos, porque aquí prima la calidad frente a la cantidad, pero deben
ser amigos de verdad, de esos con los que podemos contar, y que nos ayudan a
estar equilibrados.
-También es muy práctico tener una red personal
e intransferible, que podamos adaptarla a nuestras necesidades puntuales,
porque sabemos estrategias que nos ayudan a reaccionar con calma para evitar que nos desinflemos.
-Las redes personales las vamos formando con
nuestra experiencia, y si somos un poco observadores, nos damos cuenta de que
casi siempre nos estresan las mismas cosas, o el mismo tipo de cosas, por lo
que a veces, si es algo sencillo, nos salta la respuesta automáticamente.
-Pero si tenemos un problema mayor o diferente, que no somos
capaces de arreglar, y, si lo que nos
sucede nos desborda, lo mejor es acudir a un psicólogo que es un profesional formado y entrenado
durante su carrera, para ayudar a la gente y que posee multitud de herramientas, o estrategias, o
trucos, que nos ayudarán una barbaridad a salir del embrollo.
-Los psicólogos además leen muy bien nuestro
lenguaje corporal, y enseguida ven la verdadera magnitud de nuestra frustración
(aunque nosotros lo minimicemos), y nos ayudan a trabajar para mejorarla.
-Después de una terapia, nos conocemos mejor, e
incluso experimentamos un crecimiento personal, porque somos capaces de
apartarnos un poco de nuestros problemas, y de observarlos con una cierta
distancia.
-Otra de las ventajas de acudir a un psicólogo,
es que las terapias son confidenciales, podemos contarle cualquier cosa, sabiendo que nuestro problema o preocupación, no
saldrá de ese despacho.
-Buenas noches