-Cuando reñimos con la persona amada, muchas veces fingimos perdonar, pero no perdonamos, y sin darnos cuenta de la gravedad que conlleva esa actitud, estamos abriendo una enorme mochila, que a partir de ese momento empezaremos a llenar de disgustos, peleas, reproches, insultos…etc., y nos la cargaremos a la espalda.
- La mejor solución a cualquier
conflicto de pareja es hablarlo, pero hablarlo frente a frente, porque el
lenguaje corporal, nos va a decir muchísimas más cosas que el verbal, ya que
conocemos a la otra persona y leemos perfectamente sus gestos.
-También hay que tener
en cuenta que algunas personas son tan incapaces de perdonarse a sí mismas que
nunca podrán perdonar a los demás, y que a veces ese profundo rencor va
contra sí mismo, por eso las relaciones con ellas son siempre enormemente
traumáticas.
-Lo más importante en cualquier relación es la comunicación,
y en cuanto empiezan los rencores, la comunicación deja de ser fluida.
- Las charlas para aclarar las cosas, deben de ser diálogos
en los que primero habla uno, mientras el otro le escucha atentamente, y luego
el otro responde mientras el primero hace lo propio, pero deben hacerse de mutuo acuerdo cuando ambos
estén preparados, porque si los dos están llenos de rabia, no podrá
establecerse ninguna comunicación, ya que solamente se dedicarán a decirse de
mala manera, o con sarcasmo todo lo malo que tienen en contra del otro, y así
empezará una espiral sin fin de malos rollos y desamor….
- El rencor es muy malo, y donde entra el rencor, sale
inmediatamente el amor, porque no tiene sitio para quedarse.
-Perdonar creo que es lo más importante que tenemos que
aprender todos, porque nos hemos acostumbrado a decir: “Perdono pero no
olvido”, y resulta que si no olvidas, no perdonas, porque te queda ese dolor
enquistado que se convierte en resentimiento….
-El perdón es el mejor regalo que podemos hacer a la persona
amada, pero tiene que ser un perdón pleno, que significa que una vez que has
perdonado, haces un borrón y cuenta nueva, y no solo no odias, sino que vuelves
a tener con la persona que has perdonado la misma relación de confianza y
amor que antes de que te hubiera hecho daño, y ya nunca te
dedicarás a sacarlo cada vez que surja un problema, porque lo has borrado de tu
memoria, y vuelves a quererle como antes del incidente.
-Ahora recuerdo que un verano hace muchísimos años, una
compañera mía del colegio, me contó que su marido se había ido a El Escorial,
que es un pueblo de la Sierra de Madrid, a hacer un curso intensivo de
perdón, porque no se hablaba con sus padres desde hace muchos años, y que se lo
habían recomendado por salud mental, ya que era un tema que le dolía mucho….
- En aquellos momentos, era un tema sobre el que bromeábamos
las amigas, pero ahora, viéndolo en perspectiva, creo que debió ser algo bueno,
ya que logró que se volviera a reunir con sus padres.
-La alegría es muy importante. El amor es alegre; las
personas que se aman, tienen mil motivos para reírse juntos, y hay que intentar
conservar el sentido del humor y reírse todos los días.
-Los padres son el mejor modelo de amor generoso y
desinteresado, siempre nos comprenden,
nos perdonan y nunca nos guardan rencor
ni nos echan en cara esto o aquello que hicimos. Lo pasado para ellos pasó…..
-Tenemos que cuidar nuestros amores y cuidarles de la misma
manera que nos gusta que nos atiendan a nosotros.
-El hogar debe ser un remanso de paz, un sitio al que nos
guste volver a todos, no es lo más importante que esté resplandeciente, porque
se pasen todo el día sacando brillo, sino que debe estar confortable, cómodo,
acogedor y lleno de amor.
-La tristeza es el fin de cualquier amor. Las penas, si se
comparten, son mucho más ligeras y llevaderas, por eso hay que compartir,
porque si no se hace, se abrirá una grieta entre los dos que no tendrá ya nunca
arreglo.
-Tenemos que pactar cada cierto tiempo, una serie de cosas
que a cada uno le parecen importantes, para evitar que uno esté por encima del
otro, por eso hay que hablar las cosas.
-Mi madre me dijo a mí cuando me iba a casar que el amor es
como un carro chino, en el que uno tira y el otro monta, y que hay que irse
turnando para que funcione. Ahora que han pasado tantos años, creo que tiene
muchísima razón.
-Por último, tenemos que tener mucho cuidado con las
palabras, porque a veces la mala educación hiere profundamente. Debemos ser
exquisitos en el trato con la persona querida, la confianza no puede volvernos malhablados ni
groseros, ya que sabemos que “palabra suelta, no tiene vuelta”, y a veces una
broma de mal gusto, nos hiere profundamente.
-Mi sobrina Mª José mandó hace tiempo esta foto tan preciosa
que dice: “El que trata a una mujer como una princesa, demuestra
que ha sido educada por una reina”.
-Buenas noches