Nosotros pertenecemos a una generación de padres
que juramos en los años sesenta y tantos - setenta que no volveríamos a repetir con nuestros hijos los errores que
cometieron nuestros padres con nosotros,( que nos parecían en aquellos momentos
tremendos).
-Lo que ocurre es que en ese gran esfuerzo para
evitar aquella manera de tratarnos de nuestros padres, a los que les parecía que
seguíamos teniendo 5 años, ahora somos
los más delicados y comprensivos, aunque también somos los padres más débiles e
inseguros que ha habido nunca.
-Recuerdo que las chicas,teníamos que volver a casa antes
de las 10 de la noche , porque si no , nos la ganábamos, y a veces nos teníamos que
levantar del cine sin haber terminado la película porque si no no nos daba
tiempo a llegar.
-A pesar de todas estas parrafadas, yo me sigo acordando cada día de mi casa y de mis padres con un cariño tan grande que a veces hasta se me saltan las lágrimas.
-Ahora resulta que nosotros nos hemos convertido
en los últimos hijos regañados por sus padres y los primeros padres
regañados por sus hijos.
-Aunque nosotros respetamos a nuestros padres,
no nos importa que nuestros hijos no nos respeten de la misma manera, porque
nos conformamos con que nos quieran mucho y sean educados con nosotros .
-Ahora también podemos considerarnos buenos
padres, ya que nuestros hijos nos quieren mucho, nos cuidan y nos respetan (aunque
sea lo justo), porque a nosotros nos
basta.
-Nuestros hijos agradecen que respetemos sus
ideas, sus gustos, sus formas de actuar y de vivir, y también les encanta que
nos quedemos a veces con nuestros nietos, que les ayudemos con los deberes y que les dejemos dormir en casa para que
ellos que son jóvenes puedan salir con sus amigos a cenar hasta altas horas.
-Así que aunque veamos cosas que no nos gustan ,
tenemos que callarnos porque son mayores y tienen su propia opinión con la que
muchas veces no solo no estamos de acuerdo, sino que creemos que cometen un
tremendo error.
-De todas formas, las madres estamos alertas y
si vemos una rendija , entraremos con cuidado y poco a poco a decirles con
suavidad lo que creemos , pero tenemos que hacerlo con mucho cuidado y
muchísimo tacto para que no noten que nos metemos en sus vidas.
-Les seguiremos diciendo lo mismo que nos decían a
nosotros : “Recuerda que se cazan más moscas con miel” “Se puntual, la
puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno”.
-Lo importante es que sepan lo mucho que les
queremos y lo que nos alegran la vida, por eso siempre que podamos, se lo
diremos y les besaremos y les abrazaremos.