Había una vez un campesino tenía caballos que le ayudaban en la hacienda. Un día uno de ellos, se escapó corriendo, y cayó en un pozo abandonado. El campesino, al saberlo, fué hacia el pozo, bajó ayudado de unas cuerdas, y tras comprobar que el caballo no estaba herido, intentaron sacarle de mil maneras sin conseguirlo.
-Llegaron a la conclusión de que sacarle del pozo iba a ser tan costosa que no merecía la pena.
-Los empleados dirigidos por el capataz comenzaron a echar paletadas de tierra dentro del pozo, para enterrarle.
-A medida que la tierra caía sobre él, el caballo se sacudía enérgicamente, y no dejaba que la tierra le tapara, y la tierra se iba colocando en el fondo del pozo de manera que el caballo iba subiendo. Cuanta más tierra le tiraban, más subía. Era como si el caballo pensara que no se podía dejar enterrar, los hombres emocionados siguieron echando tierra hasta que por fin,
el caballo pudo salir.
-El campesino avergonzado abrazó a su precioso caballo y pensó que había sido mezquino y cruel, y que el caballo le había dado una gran lección.
-Esta historia nos invita a reflexionar, y a pensar que si estás “hundido”, sintiéndote minusvalorado, mientras otros te tiran la tierra de la incomprensión, tienes que actuar como el caballo.
-Nunca aceptes la tierra que personas malas te tiran, sacúdela,y súbete sobre ella, y así subiendo y subiendo conseguirás alcanzar tus sueños.
-A veces la vida nos reparte malas cartas, pero piensa que el éxito a veces se esconde detrás de un gran fracaso, nunca te rindas.
-Recuerda que “Cuando llueve y sale el sol aparece el Arco Iris”
