-Tenemos recuerdos muy claros de cosas que hemos vivido de
pequeños, y que luego, al pasar los años, descubrimos que nunca han sucedido, sino que nos lo han contado, los hemos cogido prestados, y lo hemos interiorizado de tal manera que parece
que lo hemos vivido.
-Oliver Sacks, una de las máximas autoridades en el cerebro,
ha estudiado el cerebro y sus recuerdos, y reconoce que nuestro cerebro nos
engaña; porque no puede distinguir el recuerdo verdadero del falso.
-Nuestro cerebro, es un gran mentiroso, se monta una
película, y en cuanto tenga un argumento un poco creíble, pues lo coge, y pasa a formar parte automáticamente de
nuestros recuerdos.
-Lo importante es que tengamos una historia consistente que
creamos que hemos vivido, entonces, simplemente
nos la creemos, y la adornamos con 4 o 5 detalles de nuestra infancia, y
ya está hecho un recuerdo imborrable.
-Cuando yo tenía tres años, a mi padre le dio una embolia
que le dejó paralítico el lado izquierdo del cuerpo. Como era un vasco de 36
años alto y fuerte, montaron en casa una especie de gimnasio de rehabilitación para
que pudiese volver a andar.
-A mí, me llevaron unos meses al colegio de las jesuitinas
con mis hermanas, a pesar de que no había ninguna niña tan pequeña como yo en
clase.
-Me imagino, que debía darles mucha lata, porque no sabían
que hacer conmigo, y en algún momento, una monja , me dijo señalando un clavo
largo que había en el techo:- ¡Ves, ese clavo, pues de allí, te vamos a colgar
si sigues dando tanta guerra!.
-Aquello me impresionó de tal manera, que no solamente conté
en casa con mi media lengua lo sucedido, sino que años después, aún lo
recordaba como real.
-Después de este incidente, ya no volví al colegio, supongo
que hasta que tuve la edad necesaria……
-Nuestra memoria no es de fiar, porque no funciona como una
máquina de fotos, que capta solamente lo que está, sino que hemos construido algo consistente,
por algo que nos han dicho, o que hemos visto, y así creamos una historia novelada, en lo que creemos a
pies juntillas como cierta, (aunque jamás nos haya pasado), y automáticamente
pasa a formar parte de nuestra experiencia personal, y es algo tan real para
nosotros que no podemos dudar de ello.
-A veces nuestros recuerdos, son inventados, pero nuestro
cerebro lo ha aceptado como válido, y por eso, vale.
- El cerebro ha rellenado los huecos con recuerdos de otros,
con fantasías, con lo que sea, para que tengamos unos recuerdos que nos
satisfagan.
--El mundo real es mucho menos importante de lo que creemos
para nuestro cerebro. Tenemos que tener la ilusión de que es así, y así será.
-Vivimos en un mundo construido por nuestro cerebro, y a
veces nos enseña cosas que no existieron, y otras veces en cambio, nos oculta
cosas que si vivimos y que nos harían sufrir mucho si las recordáramos…..
-El hipocampo, es indispensable para la memoria. En el
Alzheimer, se muere esa zona, por eso, los enfermos, no puede recordar lo que
le acaba de pasar, y no puede almacenar nuevos recuerdos.
-Si queremos sobrevivir, el cerebro tiene que mentir.
Nuestro cerebro busca nuestra supervivencia, y tenemos que tener recuerdos,
para darnos confianza en que tenemos el control, por eso sustituye la realidad
por fantasía, para que tengamos una historia consistente, sin importar si lo
hemos vivido o no.
-No podemos distinguir el recuerdo verdadero del falso, a
nosotros nos parece real, y esto basta.
-La verdad es que no podemos estar seguros de lo que
pensamos que pasó, sino que debemos resignarnos y creer que fue de una manera
más o menos parecida……
-Todo esto, es la realidad, y tenemos que pensar que muchas
personas que guardan terribles recuerdos de infancia, no son verdaderos, se los
han inventado, a partir de algo que les contaron, o que presenciaron, o que
leyeron, mientras que otros que
padecieron maltratos traumáticos ni siquiera lo recuerdan, porque su cerebro lo
ha borrado para evitarle ese dolor. --Son las cosas curiosas del cerebro, por
eso nosotros ahora que lo sabemos, debemos atesorar los buenos recuerdos, para
que sea lo que guarde nuestra memoria para el futuro, y tacharemos lo feo, lo malo
y lo traumático, porque recordar cosas malas solo sirve para provocarnos dolor
cada vez que lo revivamos.