Un proverbio chino dice: “Antes de iniciar la
labor de cambiar el mundo, de tres vueltas por tu propia casa”.
- Este proverbio,
me hace mucha gracia porque creo que tiene toda la razón, una conocida mía, era
visitadora de una ONG, y se hizo famosa por su cariño y dedicación a los
mayores, y un día, nos enteramos de que nunca iba a visitar a su madre que vivía
en Madrid con una cuidadora……
-Yo no pretendo juzgarla porque no soy quien, pero
sabemos por experiencia que es mucho más fácil ser amable con los de fuera que
con los propios.
-Podríamos empezar a decir frases de la Biblia: “Es
mucho más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el nuestro”.
-Entonces vamos a reconocerlo y antes de intentar
arreglar el mundo, vamos a intentar arreglar nuestra casa que siempre tendrá
algo que podemos mejorar.
-Mi madre que era una mujer muy lista, siempre
que yo la comentaba (cuando íbamos a mediodía a comer a su casa desde el colegio),que
estaba enfadada con mi marido por tal o cual cosa, me decía:
-Paloma, hoy cuando vuelvas a casa del colegio, intenta tratar a tu marido como si fuera el marido de tu amiga Nieves que está de visita….. Piensa hija mía que tratamos con muchísima más educación y cortesía a las personas extrañas que a las de nuestra familia, y a veces un pequeño detalle cambia toda una vida.....¡Que razón tenía!
-Paloma, hoy cuando vuelvas a casa del colegio, intenta tratar a tu marido como si fuera el marido de tu amiga Nieves que está de visita….. Piensa hija mía que tratamos con muchísima más educación y cortesía a las personas extrañas que a las de nuestra familia, y a veces un pequeño detalle cambia toda una vida.....¡Que razón tenía!
-Un día una vecina mía me contó lo mismo, que su marido y ella se habían peleado, que discutían muchísimo……
Entonces yo le conté lo que me decía
mi madre, y la aconsejé que probara un día a hacer lo que mamá decía.
-Esa noche, cuando su marido llegó de la oficina,
ya estaban los niños acostados, ella le dio un beso, le saludó y le preguntó que si le apetecía
tomar algo.
Dice que se la quedó mirando un poco sorprendido, y dijo que sí,
que se tomaría una cerveza fresquita. Ella fue a la cocina, cogió una
cerveza, puso unas almendras en un
plato, una servilleta de papel y se lo llevó a la terraza.
-Su marido,
bebió un sorbo, cogió unas almendras y empezó a charlar del trabajo, contándola
su día, y al poco rato, la pidió perdón por la discusión de la víspera
argumentándola que estaba muy nervioso por problemas de trabajo, que la
perdonara…etc….
-No pretendo ser machista con esta historia, ya
que lo mismo valdría para una mujer, pero sí creo que no medimos con la misma
medida a nuestros seres queridos que a los demás.
-Pienso que somos demasiado tolerantes y
permisivos con los hijos, les disculpamos cualquier cosa, mientras que a
nuestros maridos o a nuestras mujeres, no les pasamos una, así que a lo mejor
es hora de reflexionar y sacar conclusiones.
-Recordaremos la frase de Ghandi: "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo"
-Buenas noches.