Esta mañana, Carlos el marido de nuestra amiga
Ana, nos ha llevado a la academia una cajita llena de moras, porque cuando ayer
nos comentó que había estado en su pueblo cogiendo moras, yo le dije, que era la
fruta que más me gustaba del mundo.
-Esta tarde, me he sentado en la terraza a comer
moras, y su olor, su color, su textura , o todo junto, me han trasladado de
pronto , a los veranos de mi infancia, cuando íbamos a finales de agosto, mis
primas, Rosa Mari, Nati y yo, por la carretera camino de Fuente la Virgen, a
coger moras; aunque a veces teníamos que bajar al prado del río, porque no
estaban maduras o porque había pocas.
-Las moras nuestras estaban siempre en zarzales,
por lo que acabábamos llenas de arañazos, y con un poco de suerte llenas de
granos de hortigas, porque las hortigas son ladinas y se entrecruzan con las
zarzamoras.
-Los recuerdos de infancia, son especiales, te acuerdas y notas que te entran ganas de llorar,
sientes una gran melancolía, al revivir
las situaciones con tal claridad y cercanía, que parece que va a salir a
recibirte tu madre, tan joven y alegre, preguntando que tal lo habíamos pasado.
-Mi madre nos encargaba que la lleváramos un
cesto de moras para hacer mermelada y también alguna tarta, así que pensando en
que nada más llegar a casa, nos las iban a coger,nos comíamos tantas que
acabábamos empachadas, con toda la ropa sucia, y muy cansadas.
-Las moras gorditas y negras son muy dulces,
pero suelen estar un poco escondidas, por lo que yo siempre me arañaba cogiéndolas.
-Me encantaba ayudar a mamá y a mi tia Quina con
la mermelada, porque como las gustaba tanto cocinar, que se recreaban haciéndolo y no les importaba
nada explicarnos muchas veces el proceso.
-Ellas estaban charlando y riéndose, y muchas
veces también estaba mi tía Tilde, que era la que nos solía quitar las manchas de mora para que no nos
regañaran….
-Primero lavábamos las moras con mucho cuidadito porque
son delicadas y se espachurran. Luego las echaba en un cacharro grande con el
azúcar y el zumo de limón, para que maceraran y soltaran su juguito.
-Después se ponían en la lumbre con un poco de
agua, y había que dar vueltas y vueltas con la cuchara de madera y el fuego de
la chapa no muy fuerte para que no se arrebataran y no se pegaran.
-Después metíamos la mermelada en frascos que
habían hervido y se habían esterilizado, y se ponían al baño, María durante un
buen rato.
-La tarta de moras, creo que mamá la hacía como
su famoso bizcocho, solamente que antes de meterlo al horno, echaba las moras
por encima, y según empezaba a subir la masa por la levadura, las moras se iban
sumergiendo y desaparecían.
-Cuando el bizcocho estaba hecho, le ponía unas
pocas de adorno revueltas con nata de la de verdad de aquellas vacas
carranzanas.
-He encontrado en Internet esta foto de una
tarta que se parece mucho a la nuestra y por eso la pongo.