En el año 1978, un cirujano llamado Dabney Ewin, hipnotizó a un trabajador de la planta
de Kaiser Aluminum, que sufría gravísimas quemaduras después de resbalar y caer
en una gran cuba, y meterse hasta las rodillas en aluminio fundido a 950 grados.
-El cirujano, le hizo una hipnosis médica,
repitiendo al paciente instrucciones con voz suave y monótona, para que se relajara, respirara profundamente,
y cerrara los ojos.
-Le pidió que imaginara que sus piernas
abrasadas hasta las rodillas, no estaban calientes ni le dolían, sino que las
sentía” frescas y cómodas”, ya que se las habían envuelto en hielo.
- El valiente médico, sabía que si conseguía
convencer al enfermo, y este se lo creía; no solo este, se sentiría muchísimo mejor, sino que después con
un tratamiento normal, sin necesidad de injertos ni operaciones, (que hubieran durado meses, y probablemente no
hubieran dado resultado dada la gravedad de las quemaduras), estaría curado en
menos de un mes, y así fue, porque pudieron darle de alta a los dieciocho días del accidente, sin haberle hecho un solo
injerto de piel.
-El Dr
Ewin, que actualmente tiene 88 años, y está semi-jubilado, ha practicado
la cirugía, y ha sido profesor de
hipnosis médica en la Escuela de Medicina de la Universidad de Tulane durante
más de 30 años.
-El Dr nos cuenta que aprendió la hipnosis
gracias a su tío abuelo, un hombre rico e independiente de Nashville, que le
llevó a ver sesiones de hipnosis, muy populares en aquella época de 1800,
cuando incluso la Primera Dama americana Mary Todd Lincoln, celebró algunas en
la Casa Blanca `para tratar de hablar con el espíritu de su hijo muerto( El
Presidente Lincolm , asistió a la sesión, según rezan los informes).
-Finalmente descubrieron que era un gran fraude,
porque no había ningún espíritu, sino que habían hipnotizado a los presentes
para que creyeran que hablaban con uno, como hacen los magos en los espectáculos.
--El tío de Edwin, vió más allá del simple
engaño, y se dio cuenta del increible valor terapeútico de la hipnosis, ensayó
con pacientes que iban a operar cirujanos amigos suyos,y antes de las cirugías,
minimizaban su dolor.
En aquella época, en la que aún no existía la
anestesia, muchos cirujanos, hipnotizaban a sus pacientes.
-Edwin, siendo muy joven, aprendió a hipnotizar
recibiendo clases de expertos en la materia, y en cuanto trató a pacientes con
grandes quemaduras, se dio cuenta de que las palabras de frialdad y calma,
detenían el avance de las quemaduras, (todos sabemos que en lenguaje coloquial,
crecen para adentro, agravándose por momentos), y se llegaba a ellos en menos
de media hora desde que se quemaron.
-Actualmente el Dr Ewin, recibe diariamente
cartas de médicos de Unidades de Quemados de las 5 partes del mundo, agradeciéndole
su ayuda y contándole sus excelentes resultados, curando rápidamente a sus
pacientes, y logrando unos tiempos increíbles de recuperación a la vida normal.
-Buenas noches