Esta tarde mientras estábamos mi hermana Mª José,
Gema y yo, en una gasolinera, se nos ha
acercado un chico joven vestido
de motorista y le ha dado un par de besos, diciéndole que ella era la mejor
profesora de matemáticas del mundo.
-Mi hermana se ha alegrado muchísimo , y hemos estado
charlando un ratito con él.
-Su alumno, que ahora tiene 28 años, nos ha
contado que ha hecho una carrera brillante y que tiene un buen trabajo, cosa que ha emocionado a Mª José, aunque no la
ha sorprendido, porque siempre fué un chico listo al que le encantaban los retos.
- Aunque no estuvo en mi clase, yo le recuerdo de pequeño con la misma cara de
travieso que tiene ahora.
-Las profesoras sabemos que siempre nos queda un
vínculo afectivo con aquellos niños que fueron nuestros alumnos, y nos emociona
encontrárnoslos hechos hombres y mujeres de provecho de los que podemos sentirnos
orgullosas.
-Desde que empiezan el colegio, nosotras
formamos parte de su vida, y de nosotras dependen muchas veces las creencias o
percepciones que ellos tengan sobre su inteligencia y capacidad.
-Si los niños empiezan a aprender en un ambiente
relajado y motivador , les será muchísimo más fácil adquirir esos conocimientos
y grabarlos en su memoria a largo plazo, donde tendrán muchísimas más
posibilidades de evolucionar y volverse más complejos.
-Mi hermana Mª José, adora las matemáticas , y
es una magnífica profesora, porque consigue hacerlas entretenidas y
misteriosas, por ese motivo, los alumnos
que han pasado por sus clases, siempre tienen una base matemática espléndida, ya que
aprenden a jugar con los algoritmos y a disfrutar con ellos.
-Los profesores debemos respetar las características
de cada alumno, y cuando lo hacemos, observamos que disfrutan aprendiendo, porque su motivación es
intrínseca, y esto no solo facilita el aprendizaje, sino que les da una gran
confianza en si mismos y llegarán a ser hombres y mujeres felices.
- Buenas noches