Dicen que en la antigua Grecia Vivía un sabio
muy respetado por sus discípulos.
-Un día paseando por un bosque, uno de ellos le
preguntó:
-Maestro, ¿Cómo podemos combatir nuestros propios defectos?
-El sabio les llevó a un lugar lleno de árboles
de diferentes tamaños y le dijo a uno de los niños que arrancara uno de los
pequeñitos.
-El chico lo hizo con una sola mano y sin
ninguna dificultad.
-El chico lo arrancó con las dos manos y con más
esfuerzo, pero también lo hizo.
-Mas tarde le indicó que arrancara uno más
grande, y aunque el chico no pudo hacerlo solo, lo consiguió con ayuda de sus
compañeros.
-Por último, el sabio les mandó arrancar un árbol
muy corpulento, pero no lo consiguieron y a pesar de que lo intentaron todos juntos no
lo pudieron mover nada.
-Eso es lo que pasa con nuestros defectos, se
pueden corregir de pequeños, pero aunque lo intentemos , nunca se corrigen de
mayores porque ya está muy arraigado en
nuestra manera de ser.
-Buenas noches.