Estoy sentada delante de mi portátil, pensando en que voy a
escribir, cuando de pronto noto un golpe, y unas uñitas que se me agarran a los muslos, y es que mi gata Chundi, ha
saltado a mi regazo( tengo que decirle a mi hijo Félix, que la corte las uñas).
-Chundi, necesita mimos, quiere que la acaricie, y se me
pone encima y ronronea.
- Cuando acaricias a un gato, también te tranquilizas tú, y
te invade una sensación de placidez.
-Ella se queda tirada como si fuera un calcetín, y si no
fuera porque ronronea muy fuerte, parecería un peluche blanco.
-A mí me gusta tenerla, la quiero mucho, y cuando pienso en
lo viejecita que es se me saltan las lágrimas.
-Calculamos que debe tener más de 15 años, que para un gato
son muchísimos, y aunque físicamente no se la nota, porque tiene un pelo
precioso blanco y suave con alguna manchita negra, notamos en su comportamiento
que ha perdido facultades. A veces parece que no nos oye y que se orienta
fatal.
-Por la noche la dejamos en la parte de la cocina y el
cuarto de servicio, porque allí tiene dentro de un armario una guarida oscura y
calentita, con un almohadón mullidito, y está muy cerca del tendedero donde
están sus dos cajones (porque tiene dos), la ponemos un caminito de velas para
que la ilumine su comedero que está en la cocina y sus cajones, y a pesar de
eso, a veces por la mañana nos encontramos “sorpresas”.
-A veces, ella también tiene detalles conmigo. Anoche, sin
ir más lejos, me levanté a eso de las 3 de la mañana, porque tosía, y con el
asma estaba un poco agobiada en la cama, así que me fui a la salita a ver la
televisión, para no molestar a mi marido que estaba muy dormido.
-Chundi, en cuanto me oyó, se puso a maullar, y tuve que
abrirla la puerta, así que estuvo haciéndome compañía hasta que a eso de las 6,
decidí volverme a la cama.
-Tenemos unas golosinas de premio, y cuando no se las damos,
las reclama, hasta que nos damos cuenta y enmendamos el error.
-Todos en realidad somos como Chundi, a veces necesitamos
que nos abracen y que nos mimen, y sentirnos queridos.
- El sentirte arropado por tus personas queridas, te da
mucha seguridad, porque sabes que siempre van a estar a tu lado cuando les
necesites, a mi, el simple hecho de saberlo, me tranquiliza.
-Hay que aprovechar el tiempo con las personas queridas,
porque es una cosa que sabemos que nunca
volverá.
-Tenemos que perseguir la felicidad, porque ya sabemos que”
como un lacayo vil, solo va detrás de los que son felices”.
-Vamos a amarrarnos a nuestros seres queridos con un gran
lazo, para no perder ninguna oportunidad de disfrutar de su cariño.