Hoy hemos pasado un día muy divertido, porque mi hijo Félix,
nos ha traído a los niños a pasar el día en casa, y ahora que son más de las 9,
y se acaban de ir ya cenados y con el pijama puesto, me siento por fin
cansadísima, a ver mi correo y a escribir mi blog.
-Hemos puesto el árbol, hemos terminado el belén y hemos hecho magdalenas de chocolate.
-Los niños pequeños, son tan graciosos y te hacen disfrutar
tanto, que cualquier cosa, que haces con ellos es como si la hicieras por primera vez, pero de lo que no
cabe duda es de que hay que tener muchísima paciencia, porque se pasan el día
preguntándote cualquier cosa 20 veces, y no tienes más remedio que
contestarles, porque para ellos todo es nuevo.
-Mi madre siempre nos decía cuando los niños eran pequeños,
que les habíamos traído a este mundo, y que teníamos la obligación de
enseñárselo con paciencia y buenos modales; porque según les tratáramos nosotros a ellos, tratarían ellos a los demás cuando fueran mayores.
-Me acaba de mandar
un amigo una presentación que se llama ¿Qué es?, que ha hecho que se me
saltasen las lágrimas.
-Un anciano está sentado en un jardín con su hijo de unos 30
años, tiene la mirada perdida, y el hijo lee sin hacerle caso. El anciano, de pronto, señalando a un
gorrión, le pregunta al hijo, que ,que es eso. El hijo le contesta aceptablemente bien la
primera vez, que es un gorrión, pero como el padre tiene demencia senil o alzheimer, se lo vuelve
a preguntar una y otra vez, y el hijo
cada vez le contesta peor, acabando por contestarle a gritos cuando se lo pregunta
por cuarta vez.
-El padre entra en la casa, y sale al ratito con un pequeño diario, y le señala unas páginas
para que las lea en alto. El hijo lee:
-“Hoy mi hijo menor que acaba de cumplir tres años, estaba
sentado conmigo en el parque, y me preguntó
al ver un pájaro, que era eso y le expliqué que era un gorrión; me lo volvió a
preguntar hasta 21 veces, y yo, sin enfadarme, le abracé y se lo volví a
explicar una y otra vez, hasta 21 veces, pero yo, no me enfadé, porque mi niño
es pequeño e inocente, y yo le tengo que enseñar y le quiero mucho.
-El hijo avergonzado, abraza al padre.
-Comprendo que suena un poco melodramático, pero estamos
viendo a diario, la falta de paciencia y
delicadeza que tienen los hijos mayores con sus padres.
-Olvidan la paciencia que han tenido con ellos, y les
irrita, el que olviden las cosas o las hagan despacio, cosa absolutamente
injusta.
-Con las personas mayores, como con los niños, hay que tener
paciencia, porque su memoria próxima, no funciona, y olvidan las cosas, pero
sufren y captan perfectamente un mal tono.
-Nosotros tuvimos en casa cuando éramos pequeños a mi
abuelita que tenía demencia senil, y todos la tratábamos con mucha paciencia
cariño y respeto, y a mi madre nunca se
la ocurrió gritarla cuando preguntaba a los cinco minutos de terminar de comer
que cuando comíamos…..
-Esta generación es buenísima en muchas cosas, pero creo que
una gran mayoría, no intenta conectar con sus mayores, y en cuanto empiezan a
presentar problemas, les ingresan en residencias, en las que desgraciadamente
este tipo de enfermos, acorta muchísimo su esperanza de vida.
-Creo que deberíamos en estas fechas navideñas, reflexionar
sobre cómo es posible que los hijos siempre tienen sitio, y plato, tanto para ellos
como para su familia, en casa de sus padres por pequeña y humilde que esta sea, y en cuanto los padres necesitan de ellos, surgen unos
problemas tremendos, que les llevan directamente a las residencias.
-Las personas mayores como los niños, necesitan mucho
amor, y se merecen que les tratemos con paciencia.