Ayer por la
noche estuve separando en bolsas, con mi hija Gema un montón de cosas que ya no
nos sirven, o que ya no usamos.
- Es
increíble la fuerza que tienen los genes en una serie de hábitos, y el trabajo
que nos cuesta hacer según qué cosas.
-A mí me
cuesta muchísimo tirar cualquier cosa, en cambio a mi marido le da exactamente
igual, porque mi suegra tiraba todo, asociaba la felicidad a la ausencia de trastos,
la gustaban las casas, los armarios, casi vacíos, y claro mi marido ha crecido viendo ese comportamiento tan diferente del que he vivido yo.
-Tenemos una
carga genética seria, y la llevamos encima.
- Nuestros recuerdos están llenos de
anécdotas de nuestros padres y de nuestros abuelos, y se han integrado en
nuestra memoria de manera que sin darnos cuenta, actuamos como si nos
pertenecieran a nosotros.
-Cuando mi
madre y mi tía Loti, eran muy jóvenes,
estalló la guerra civil, en España, y pasaron tres años terribles en Madrid con
su madre que se acababa de quedar viuda y que estaba muy asustada por
encontrarse en esa situación tan sola con dos hijas.
-En tiempos
de guerra, Madrid según cuentan fue una ciudad que vivió momentos de mucha escasez de todo, por lo que cualquier
cosa cobraba mucho valor.
-Mis
hermanas y yo escuchábamos a mamá, a mi abuelita, y a Loty contar anécdotas de como deshacían jerséis de lana, y
mezclando dos hebras tejían con agujas gordas, chaquetas de lana muy abrigadas
para chicos y se las cambiaban a los
soldados por comida, por ejemplo un pollo, harina, aceite; así que una vez
terminada la guerra, en mi casa se acostumbraron a guardar todo, y yo lo veía y sin darme cuenta asocié que guardar era algo
bueno.
-Ahora
gracias a Dios, no estamos en guerra, y en el caso hipotético de que quisiéramos
deshacer un jersey para aprovechar su
lana, no podríamos, ya que los jerséis que utilizamos, están en su mayoría
hechos a máquina y no se pueden deshacer, así que vamos apartar todo lo que no nos vale, lo que no nos sirve y
también lo que no nos gusta, y vamos a regalárselo a quien le haga falta.
-Tendremos el detalle de darlo lavado , planchado y bien envuelto, porque las cosas llevan siempre un mensaje subliminal, y nosotros no pretendemos ofender al que se lo regalamos, porque no es basura, simplemente es que nosotros ya no lo necesitamos.
-Deshacernos
de cosas que no nos sirven, no tiene que ser nada traumático sino todo lo
contrario porque sacando cosas estamos dejando espacio a otras nuevas, o
simplemente dejando respirar a nuestros armarios atestados, y todos conocemos a
mucha gente que les va a venir muy bien.
-Psicológicamente
este hábito de dejar sitio a las cosas
nuevas, sacando las viejas es muy saludable porque enviamos un mensaje al Universo que dice que tenemos la seguridad de que vamos a poder
comprar cosas nuevas, que vamos a estar bien económicamente en estos momentos
en los que tanta gente nos mete miedo con la crisis y con el euro.
-Vamos a
limpiar todo lo que hay en nuestra vida que nos estorba y que nos impide crecer,
así se cumplirá el “Principio del Vacío”, que dice que si nos aferramos a las
cosas viejas e inútiles, no prosperaremos, porque no son solo los objetos, sino
lo que significan.
-Así que
vaciando la casa de cosas inútiles, estamos creando un flujo de prosperidad
como dice mi amiga Ana Postigo, y significa que nos estamos sintiendo
merecedoras de lo nuevo, de lo bueno y de lo mejor, porque si no hacemos esto
estaremos encadenando nuestra vida innecesariamente a una serie de objetos
inútiles.
-Dice Ana
Postigo, que si guardas muchas cosas, es porque piensas en la posibilidad de
que te va a faltar mañana, y esta falta
de confianza en tu mañana te da mucha ansiedad, mucha inquietud y mucho estrés.
-¡Manos a la
obra! No vamos a guardar nada que sabemos a ciencia cierta que no nos vamos a
poner…..
-Tampoco
vamos a guardar disgustos ni malos rollos, ni tristezas…