Las palabras
son mágicas, misteriosas y poderosas, por eso no deberíamos tomarnos a la
ligera las palabras que empleamos cuando estamos enfadados, molestos,
nerviosos, o simplemente malhumorados, porque a veces sin darnos demasiada
cuenta hacemos muchísimo daño.
-Las
palabras con las que te hablas a ti mismo, con las que te refieres a cosas que
has hecho, tienen una fuerza tremenda, y si las usas para menospreciarte, aunque
finjas que es una broma, sin darte apenas cuenta bajarán tu autoestima.
-Recuerda
que el subconsciente no tiene sentido del humor, y lo que tú dices sobre ti, es
como una petición que haces al genio de la lámpara universal que te contestará: ¡Tus deseos son órdenes!.
-Nunca
digas: Soy tonto, o soy feo, o soy torpe, o no valgo para nada….. Porque todo
el mundo lo creerá si tú lo crees.
-Si te
encuentras en un momento bajo, y no eres capaz de hacer ninguna afirmación
positiva sobre ti mismo, limítate a decir:
-Estoy en
camino de mejorar mi aspecto.
-Estoy en
camino de mejorar mi trabajo.
-Estoy en
camino de mejorar mi vida…….
-Mi hermana
Mima siempre dice que hay que ser
impecable con las palabras porque son muy importantes, por eso, como decía Dale
Carnegie:¡ no critique, no condene y no
se queje!
-Nunca
debemos criticar a los demás, porque jamás tenemos los datos necesarios para ser
objetivos, y con la crítica solamente conseguiremos hacer daño a alguien.
- La crítica
a veces puede ser muy grave, y convertirse en calumnia, así que vamos a
intentar no criticar.
-En lugar de
criticar, vamos a intentar comprenderlos, vamos a ponernos en su lugar y a lo
mejor nos llevamos una gran sorpresa,
así que no condenaremos los comportamientos ajenos.
-A veces la
gente se dedica a buscar defectos en los
de su alrededor, porque “es muchísimo más fácil ver la paja en el ojo ajeno que
la viga en el nuestro”.
-Vamos a
intentar gastar toda esa energía en mejorarnos nosotros, y que los demás hagan lo mismo….
-No nos
quejaremos, porque la gente que se queja de todo es “cansina”.
-Quejarse es una mala costumbre que nunca debemos practicar porque no conduce a nada bueno.
-Quejándonos, estamos reforzando lo malo y dándole poder.
-Quejarse es una mala costumbre que nunca debemos practicar porque no conduce a nada bueno.
-Quejándonos, estamos reforzando lo malo y dándole poder.
- Algunas palabras nos hacen mucho daño, las palabras injustas duelen muchísimo, y nos dejan destrozados anímicamente.
-Cada día me
llama más la atención que cuando
alguien nos dice algo que nos duele mucho, aunque sea mentira, nuestro organismo se descompensa, y a veces incluso nos ponemos enfermos.
-Un día mi cardiólogo que sabe lo que me afectan los disgustos, me paseó por una zona de cardiología del Hospital Clínico de Madrid, y me presentó a una serie de pacientes que estaban ingresados por infartos, anginas de pecho, y otras cosas por culpa de disgustos y discusiones.
- Recuerdo a un señor de unos 50 años, con aspecto muy agradable que casi se muere por una discusión con un vecino.
-Un día mi cardiólogo que sabe lo que me afectan los disgustos, me paseó por una zona de cardiología del Hospital Clínico de Madrid, y me presentó a una serie de pacientes que estaban ingresados por infartos, anginas de pecho, y otras cosas por culpa de disgustos y discusiones.
- Recuerdo a un señor de unos 50 años, con aspecto muy agradable que casi se muere por una discusión con un vecino.
-Un disgusto
puede partir el corazón de una persona ocasionándole un infarto, por eso vamos
a intentar ser como dice mi hermana Mima: “cuidadosos con las palabras” porque
las palabras son como la leche
derramada, una vez que se han dicho, nunca se pueden recoger del todo.