Nosotros, como decía nuestro eminente sabio y Premio
Nobel de Medicina en el año1906, Santiago Ramón y Cajal: “Todo ser humano si se lo
propone, puede ser escultor de su propio
cerebro”; por eso podemos con
confianza en nosotros mismos, con
entusiasmo y con mucha ilusión inventar nuestro futuro.
-Ese entusiasmo
e ilusión tienen la capacidad de
favorecer las funciones superiores del cerebro, y allí valorar alternativas y
estrategias para solucionar los problemas que nos surjan y tomar las decisiones adecuadas.
-El sistema límbico es el encargado de tomar
esas decisiones, porque es nuestro cerebro emocional, así que tenemos que
entrenar nuestra mente para poder sentir
lo que decida nuestro corazón, que es lo que verdaderamente queremos.
_El Dr Mario Alonso Puig, eminente cirujano y
gran conocedor del ser humano no solo física sino espiritualmente hablando,
afirma que un solo minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja nuestro
sistema inmunitario en una grave situación de desamparo durante al menos 6
horas.
-Un disgusto puede lesionar neuronas de la
memoria y del aprendizaje, que son las que están localizadas en nuestro
hipocampo, afectando seriamente nuestra capacidad intelectual y dejando sin riego sanguíneo aquellas zonas
del cerebro más necesarias para la toma de decisiones.
-Según el Dr Mario Alonso Puig, un valioso
recurso contra la preocupación es concentrarnos en nuestra respiración
abdominal, (que tiene por sí sola la
capacidad de producir cambios en el
cerebro), porque favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la
endorfina, mejorando la sintonía de
ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
-La respiración es relajante, serena nuestro
estado mental y nos calma cuando
intentamos argumentar nuestro mal humor, porque nos resistimos a reconocer
que tenemos un punto de vista
inadecuado.
-Nosotros tenemos el poder de conseguir que
nuestra interpretación de esto o aquello lo admita nuestro cerebro como una
absoluta realidad.
-Nuestras palabras son mágicas, como “polvos
de hada”; si decimos las adecuadas en el momento oportuno, cuando nos hablamos a nosotros mismos de manera positiva según se ha
comprobado en las tomografías de emisión de positrones.
-Así que sabemos que funciona hasta en personas con
trastornos psiquiátricos, ya que consiguieron remodelar físicamente su estructura
cerebral en los circuitos que les generaba su enfermedad.
-Cuando nos hablamos a nosotros mismos,
moldeamos las emociones que cambian nuestras percepciones, activando los núcleos
amigdalinos.
-El miedo transforma las hormonas y los procesos
mentales.
-Cuando conseguimos acallar la mente de malos
pensamientos y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse hasta un 80%.
-Lo grave de todo esto es que la percepción va
más allá de la razón y el 93% del impacto de una comunicación va
por debajo de la conciencia según unos estudios de la Universidad de Ucla EE.UU,
así que vamos a revisar nuestros pensamientos y a echar fuera todo lo malo.
-Buenas noches.