Hoy, mi hija Gema he empezado a tejer una bufanda de una lana blanca, que compré para mí, en París
hace tres años; un día que estuvimos de compras en El Bazar del Hotel de Ville.
- Hacía un frío pelón,
y las bufandas que llevábamos, nos parecía que no abrigaban. Entonces, yo le
dije que, mi madre nos hacía las bufandas tejidas a mano con lana, y que eran
suaves y calentitas, que si quería, yo la enseñaría, porque tricotar es muy
fácil y divertido.
- Compramos lana para hacernos una bufanda cada una. Ella
escogió lana gordita negra, porque
llevaba un chaquetón negro, y compró unas agujas gordas, y yo me compré unas agujas
finas para tejer unas madejas blancas
preciosas; porque me ponía un abrigo blanco de nieve que me había regalado mi
hermana Mima, y que abrigaba tanto, que parecía que me había envuelto en un
edredón. Con ese abrigo precisamente, yo no tenía miedo cuando patinábamos Gema y yo, en la pista de hielo que instalaron en la
plaza del Hotel de Ville, ya que pensaba, que si me caía, amortiguaría el
golpe,;aunque gracias a Dios, nunca me caí, no porque patinara bien, si no
porque iba despacito muy cerca de las barandillas…….
-Primero empezamos la bufanda de Gema, al llegar a casa por
la noche y como yo la tenía que enseñar, y arreglarla los puntos que se la
escapaban, pues estuve dejando la mía
blanca para más adelante, y resulta que cuando la empecé, fue como el velo de
Penélope, que tejía por la mañana, y lo deshacía por la noche, pero al revés, porque
por la mañana, no me gustaba como quedaba lo que había tejido por la noche, y
es cuando yo lo deshacía…..
- Primero le empecé a punto de canalé, luego la deshice y
empecé a hacer una especie de ochos, que tampoco me convencieron, luego punto
inglés, y al final, la guardé, y pensé que ya la haría en Madrid, cuando estuviera más
inspirada. Al llegar a Madrid, la guardé
en su bolsa en mi maletero.
-Gema, en cambio, con la ilusión del principiante, terminó
la suya en 4 días, a pesar de que la hizo muy larga, toda a punto del derecho, y la verdad es que la
quedó suave y esponjosa, porque es una lana muy dulce, y desde entonces, la usa
muchísimo, y abriga una barbaridad…..
-Ahora, como tiene una chaqueta blanca preciosa, se ha
acordado de la lana blanca, me la ha
pedido ha empezado a hacerse otra
bufanda.
- Yo, se la he dado encantada, y le he dicho que se la haga a su gusto, y que no
se preocupe por mí, que ya me compraré
otra lana cualquier día.
-Hacer punto, es algo entretenido y relajante, porque una
vez que recuperas el ritmo( que nunca se olvida), puedes estar tricotando y
pensando a la vez en lo que quieras, o charlando, porque tricotar se convierte
enseguida en algo mecánico
-Las chicas de mi generación, sabíamos hacer punto,
aprendíamos en casa de pequeñas, y luego, siempre acabábamos haciéndonos algún jersey.
-Recuerdo que yo me hice uno de rayas de muchos colores, que copié de un
figurín francés, y que mamá me ayudó a hacer las sisas, y las partes más
difíciles.
- La verdad, es que aquel jersey, me duró años, abrigaba muchísimo y era muy suave.
-Tejer relaja y tranquiliza los nervios, creo que al ver
tejer a Gema, me están dando ganas de empezar también yo, así que mañana si
Dios quiere, compraré lana, y empezaré la mía.