-Si yo no estoy, o no puedo cogerla, buscará a mi marido
Félix, o a mi hija Gema.
-Chundi, quiere mimos, quiere sentirse acariciada y querida.
-Este comportamiento del gato, no es más que un muestreo de
lo que queremos todos, aunque no seamos tan primitivos, y no lo manifestemos de
igual manera.
-Los niños pequeños, se nos acercan para que los cojamos,
buscan refugio y cariño, y los mayores, a veces nos acercamos a nuestras
parejas en el sillón mientras vemos la televisión, buscando nuestra ración de
mimos.
-He observado que hay demasiada gente a la que han dejado
crecer sin caricias ni mimos, cosa muy grave, porque de adultos, les cuesta
mucho expresarse emocionalmente, pero gracias a Dios, eso se aprende enseguida..
-No debemos dejar que nos pase la vida, sin cogernos las
manos, abrazarnos y mimarnos, pues es muy necesario para nuestro equilibrio
emocional, tener nuestra dosis de cariño.
-Debemos verbalizar nuestros sentimientos cuando estamos en
la intimidad con nuestra familia. Hay que decirles que les queremos y que nos
preocupa su bienestar, para que lo sepan, nunca hay que darlo por hecho……
-A veces la prisa de la vida diaria en estas ciudades, nos
hace ser bruscos innecesariamente, y marcharnos sin dar un besito de despedida.
Debemos pensar que si fuera la última vez que vamos a ver a esa persona, nos
hubiera gustado haberles dejado muy claro lo mucho que les queremos.
-La necesidad que tenemos de cariño, existe en todas las
edades, lo que pasa es que es mucho más fácil mimar a tu niño cuando es
pequeño, porque es algo muy frecuente coger y abrazar a un niño, en cambio, a
los adultos, a veces les da vergüenza desnudar sus sentimientos.
-Las madres, también necesitamos mimos, y cuando nuestros
hijos, que ya son grandes, nos dan un achuchón, y nos dicen que nos han echado
de menos, y que nos quieren mucho, nos ponemos a ronronear por dentro como
Chundi.
-Vamos a revisar nuestros mimos; los que damos y los que
recibimos, y si no nos sale un saldo positivo, habrá que empezar enseguida, con
cautela, para no asustar a los que no están acostumbrados a recuperar el tiempo
perdido.
-Intentaremos ser más generosos con los halagos. Cuando
alguien ha hecho algo bien, recordaremos que hay que ponderárselo, para que
sepa que valoramos su trabajo y su esfuerzo, desde el niño chiquitito que
consigue hacer pis en el wáter, hasta el adulto que ha cerrado un buen trato en
su trabajo, pasando por la comida tan rica que nos han cocinado, y que nos
encontramos delante de nosotros al sentarnos a comer, y que casi nunca pensamos
en el tiempo y en el esfuerzo que han supuesto al cocinero.
-Vamos a recordar siempre que todos necesitamos nuestra
dosis de mimos.