Esta es Perikitty, fuera de su jaula
¡Llevo dos horas persiguiendo a la periquita!
-
Mi hijo Daniel que vive en París, está en casa
esta semana, y como está acostumbrado desde siempre, a ver a nuestros pájaros volando libres; ahora, le da mucha pena ver que la periquita blanca
nueva,( a la que mi nieta Natalia ha llamado “Periquity”, porque es blanca como
Hello Kitty), encerrada todo el día en
su jaula muy quietecita; así que, sin encomendarse a Dios ni al diablo, ha
decidido otra vez hoy, abrirle la jaula en el cuarto de pintar de Gema.
-Digo otra vez,
porque ayer ya lo hizo, y tardamos muchísimo en cogerla.
-
Al final lo consiguió Gema por la
noche, subiéndose a un taburete con una luz chiquitita , y se ganó un montón de
picotazos….
-
Mi hijo no
se da cuenta de que los otros pájaros aprendieron a volar con Gema, que
les tenía en su estudio mientras pintaba, y la conocían por la voz, y la hacían
caso.
-Ahora las cosas
han cambiado mucho, porque Gema se pasa el día en su academia, y no vuelve
hasta por la noche, que es cuando ellos se duermen.
-Esta periquita se
la regaló su amiga Reyes, el mismo día en el que se murió la suya amarilla, y
como venía de una pajarería, estaba muy asustada, y tardó en acostumbrarse a su
jaula.
-Mi casa es una
casa de locos, me recuerda un poco a lo
que describía Gerald Durrel, el famoso escritor, zoólogo, y etólogo, en su
divertido libro “Mi familia y otros animales, donde cuenta la vida que llevaban
los 4 hermanos, cuando su madre que se había criado en la India, se hartó de
nieblas londinenses, de resfriados y niños enfermos, y les llevó a vivir a la isla griega de Corfú rodeados de toda clase de animales, 3 perros,
una burra, una lechuza, erizos de tierra, dos urracas, un palomo, un sapo, una
gaviota…..etc
-Nuestra cotorrita
en cambio, lleva mucho tiempo en casa, y entra y sale de su jaula desde siempre.
-Ahora, al verla revolotear sin control, la persigue
piando para llamar su atención, pero Perikitty, no para de volar asustada hasta
que cuando ya no puede más, se posa en un cuadro de Gema.
-Me he subido muy
sigilosa a un taburete, y la he intentado coger, pero se ha ido volando como
una posesa.
-He empezado a
escribir sobre ella y vuelve a revolotear, y me asusto porque otra vez no la
encuentro, pero Daniel , enseguida la ha visto, así que me vuelvo a sentar
porque sé que solo se para cuando está cansada en los altos, en la librería, en
el espejo que tiene pegado un aro para
encestar una pelota, o en lo alto del caballete que Gema ha tapado con una
tela.
-A volar como a
casi todo, hay que aprender, y los pájaros aprenden de sus padres o de otros
pájaros.
-Nuestros
periquitos, como han venido a casa muy pequeños, se han acostumbrado a Gema
desde siempre que metía la mano en su jaula y les acariciaba la tripa, y les
sacaba a dar pequeños vuelos.
-Yo recuerdo un
pajarito que teníamos muy listo y muy chiquitito, que recorría toda la casa que
es muy grande, para buscarnos, y a mí se me posaba en el hombro mientras daba
clase a Cristina una alumna chiquitita,
que se asustaba al principio, pero que enseguida se hicieron grandes amigas.
- Cuando se
cansaba, se escondía en mi cuello tapándose con el pelo, hasta que terminaba la
clase y la devolvía a su jaula.
-Ese verano, nos
fuimos a la playa Félix mi marido , Gema y yo en coche, y alquilamos un
apartamento para llevárnoslo.
-Durante el viaje,
Gema iba en el asiento de atrás con la jaula, y le acariciaba para que no se
asustara…
-Recuerdo una noche
en la que nos fuimos los tres al cine al aire libre, y al volver, nos asustamos
mucho porque no estaba en su jaula, y nos pusimos a llamarle. Gema dijo ¿Dónde
estás pajarito?, y salió piando de detrás de los almohadones del sillón tan
contento…
-Ahora que termino
esta entrada, lo volveré a intentar, y si no, que se quede donde está hasta que
vuelva Gema, que hoy vendrá un poco más tarde, porque ha quedado para cenar.
-¡Que alegría,
hemos oscurecido la habitación, y Daniel la ha cogido, así que ya está tan
contenta en su jaula!