Decía Paul
Géraldy, famoso poeta y dramaturgo francés:
-“Llegárá un
día en el que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza”.
-Esta frase
ha sido para mí un talismán desde que se la oí a mi padre que era un gran
periodista, y un hombre muy culto.
-En los malos
momentos, el simple hecho de recordar cosas agradables, o divertidas que nos
hicieron pasar un buen rato, hace que nuestro cuerpo vuelva a tener las mismas
sensaciones que cuando lo vivimos y nos sintamos alegres y felices.
-Disfrutar
de buenos recuerdos es como vivir dos veces.
-Así que
tenemos que elegir bien lo que merece ser recordado y guardado, y tirar al
cesto de los olvidos todo lo malo que
nos haya sucedido.
-La vida a
veces a algunas personas les da un enorme limón y no tienen más remedio que
hacerse una limonada, porque no se puede luchar contra lo inevitable.
-Mi padre,
gran deportista, a los 36 años sufrió una embolia que le dejó paralítico el
lado izquierdo, y como era un vasco fuerte y luchador, nunca se rindió, y
continuó escribiendo sus artículos, y trabajando como redactor jefe de la Agencia
Efe de Madrid, y traduciendo y colaborando con periódicos y revistas
extranjeras.
-Siempre que
se encontraba mal, recurría a sus mejores recuerdos, y nos contaba anécdotas de
cómo empezó periodismo en la escuela del
famoso periódico “El Debate”, dirigido por Don Angel Herrera Oria, que fue para
él padrino y mentor.
- Llegó a
Madrid con 100 pts que le dio su madrastra, y un par de trajes que habían
pertenecido a su padre, cuando le fue a acompañar a la estación con sus
hermanas.
- Su tía
Matilde, como él la llamaba, le quería mucho, pero él tenía mucha ilusión por
ir a Madrid( su padre había muerto, y no quería quedarse en Carranza).
Al llegar a
Madrid, no sabía lo que tendría que
durarle el dinero,así que se alquiló una habitación en una pensión para estudiantes del centro de Madrid,
y empezó a dar clases particulares de
latín y griego.
-Mi padre,
era un chico muy joven, que acababa de salir del seminario, donde estudió
Teología, Humanidades, y Filosofía y
Letras, pero que se asustó al ver un día
que le faltaba poco para cantar misa, y
que no tenía vocación.
-Don Angel
Herrera Oria, que le conocía del seminario porque era un chico cultísimo de gran talento, le apoyó, y aplaudió su valentía,
ofreciéndole una beca para estudiar periodismo en la Escuela de “El Debate”.
-El artículó
se publicó, y cuando Don Angel (que más tarde sería el famoso Cardenal Herrera
Oria), le llamó a su despacho para felicitarle y darle un sobre con dinero, mi
padre le confesó que no había visto el
encuentro, a lo que Don Angel contestó entre carcajadas:
-Pues te
mereces algo más., porque si sin ver el encuentro has sido capaz de escribir
este magnífico artículo, imagínate lo que escribirás cuando asistas en la
tribuna de Prensa……
-Esta
anécdota, la repetía muchas veces, porque le transportaba a su época de joven
sano y aventurero…
-Los malos
recuerdos en cambio, hacen tanto daño que no podemos guardar a partir de ahora
ni uno!
-Atesoraremos
los buenos momentos, que no son ni más ni menos que perfumes para el alma.