Me he reído a carcajadas con mi hija
leyendo un e-mail que nos han mandado
tan real como la vida misma, y que comprendemos muy bien todos.
-Una señora va a un dentista por primera vez, y
mientras está esperando en la sala, aburrida de estar sentada, se pone a leer
los diplomas de las paredes, y ve que el nombre del dentista la suena muchísimo……
-De pronto se da cuenta de que ese hombre ha
sido compañero suyo del colegio hace más de 30 años; se ríe recordándole,
porque la verdad es que ella estuvo secretamente enamorada de él durante todo un
curso.
-Cuando la enfermera la pasó a la consulta, y la
sentó en el sillón, se quedó pasmada al verlo.
-¡Como era posible que su amor platónico se
hubiera convertido en ese hombre calvo, canoso y lleno de arrugas!
-¡Parecía un viejo!……
-¡Este hombre es imposible que fuera mi guapo
compañero de clase!
Después de que la examinara los dientes, le
preguntó si había sido alumno de su colegio, y contestó muy sonriente que sí.
-El dentista la contestó que en el año 1980, y
que por qué se lo preguntaba.
-Ella contestó con cierta timidez, que estaba en
su clase.
-El la miró detenidamente, y entonces, según sus
propias palabras:
- “Ese feo, calvo, arrugado, canoso, decrépito,
me preguntó”
-Eso suena a chiste, pero creo que a todos los
que ya no somos tan jóvenes, nos ha pasado que nos hemos encontrado con amigos
o compañeros de infancia, y les hemos encontrado estropeadísimos. ……
-La pregunta del millón, será:
-¿Les habrá pasado a ellos lo mismo?.
-A mi marido le pasa constantemente, y siempre
nos cuenta que se ha encontrado a Fulano o a Mengano, y que no nos podemos
imaginar lo mayores que están.
-Así que tomaremos nota……..