Somos los protagonistas principales de la
película de nuestra vida, y tenemos que aprovechar esta oportunidad que nos da
el Gran Director, y desempeñar nuestro papel de manera impecable.
-En nuestro contrato firmamos lo primero una
claúsula de “Libre Albedrío”, que es básica para que nadie nos tenga que decir
lo que debemos o lo que no debemos hacer.
-Vamos a disfrutar de tantos momentos como podamos
y de tantas experiencias emocionantes que nos brinda cada mañana nuestro
destino.
-No queremos ser princesas de un cuento de
hadas, ni necesitamos que nos salve el príncipe azul, porque no estamos
encerradas en ninguna torre ni estamos custodiadas por ningún dragón maléfico.
-Hay momentos en la vida en los que de pronto ves
muy claro lo que no quieres, aunque no veas tan claro lo que quieres; pero lo
importante es empezar a pensarlo, porque poco a poco conseguiremos saberlo.
-De momento sabemos que somos hijas de un Rey, y
que nuestro Padre nos quiere y nos protege, y que desea que seamos felices.
-También sabemos que tenemos dentro de nosotros
una inteligencia infinita heredada de nuestros ancentros , que ha llegado a
nosotros a través de esos genes misteriosos y mágicos que nos dieron nuestros
padres, y que están ahí, agazapados para saltar a ayudarnos en momentos de
crisis, ya que han pasado a formar parte de nuestra maravillosa mente subconsciente.
-Tenemos que querernos y aceptarnos tal y como somos, con nuestros defectos que a veces son
nuestro mayor encanto, y con nuestras virtudes que a veces exasperan a los que
no importamos.
-Cada mañana debemos dar las gracias por el
nuevo día que será mucho más perfecto (si así lo creemos) que los anteriores, y
pensaremos que cada amanecida es una
nueva oportunidad de reinvertarnos, hasta que consigamos ser la
persona que queremos ser.
-Nadie es responsable de nuestra felicidad, es
algo que depende y dependerá siempre solo y exclusivamente de nosotros, así que
deberemos elegir si queremos ser felices o desgraciados.
-Yo elijo ser feliz.