Esta mañana me he levantado muy pronto; estaba
tan nerviosa e ilusionada sabiendo que esta noche si Dios quiere estaría en
París, que he dormido a ratitos.
-Hacer la maleta para París, es difícil, porque
nunca sabes el tiempo que te vas a
encontrar allí.
- Estos días, me ha contado mi hijo Daniel, que
está lloviendo mucho, así que tengo que
meter en mi maleta chubasquero, paraguas y calzado apropiado, porque, en París nunca llueve como en Madrid, en París jarrea, y si cruzas una de
sus enormes calles sin paraguas, tienes asegurado un buen catarro como mínimo.
-He ido a una jamonería para comprarle a Daniel,
un poco de embutido ibérico que me lo envasan al vacío, y llega divinamente, y
así podrá ofrecer una merienda –cena a sus amigos con jamón, chorizo y lomo, que
acompañado de los quesos franceses, un
poco de pan, y vino, resultará muy apetecible.
-Gema y yo hemos ido a la peluquería por la
mañana, y, al mediodía, hemos comido en casa tranquilamente con Félix, y después
de guardar las últimas cosas, nos hemos ido al aeropuerto de Madrid, que ahora
se llama Adolfo Suarez.
-Hemos hecho la facturación en Air France, y nos ha atendido una azafata encantadora que se
llama Penélope, que nos ha facilitado
muchísimo las cosas.
-Ya, ligeras de equipaje, hemos pasado la
aduana, y nos hemos sentado a merendar en un precioso café que se llama “Santa Gloria”.
-Las cosas se cosifican, y con un nombre tan
simbólico, todo tenía que ser de lo mejor, y así ha sido.
-En Santa Gloria , atendían 3 personas: un
chico joven simpatiquísimo, con unos tatuajes preciosos en los brazos, una
chica amabilísima, y el encargado, un señor muy fino y sonriente, que nos
obsequió con unos riquísimos buñuelos de crema, y que nos hizo una foto con mi
iPhone.
-Embarcamos entre los primeros pasajeros, y el
viaje se nos ha pasado volando, porque hemos visto una serie en el iPad que se llama
“Traición“y nos hemos tomado un tentempié
muy rico; cuando nos hemos querido dar cuenta, ya estábamos poniendo derechos los
asientos para aterrizar en París.
-Hemos aterrizado en el aeropuerto Charles de
Gaulle, a las 10 de la noche, y todavía era de día, y había bastante luz . las
pistas estaban encendidas con luces de color rojo, verde y azul, y hacían un
efecto precioso.
-Daniel, nos estaba esperando, y nos ha traído a
casa en un elegante taxi Mercedes con techo de cristal, por el que veíamos los
tejados de las casas parisinas y la luna.
-En cuanto hemos subido a casa, lo primero que
he hecho, ha sido ponerme a escribir mi blog.
-Estoy deseando amanecer mañana en París y
recorrerla.