Me contaba una amiga que está harta de que la
gente de su trabajo va a lo suyo, y a nadie le importa lo que le pase a los
demás.
-Pensar en los demás es algo natural cuando lo
has aprendido de pequeña; a mi madre siempre le dolía el dolor ajeno, e
intentaba ayudar a todo el mundo, por eso
yo siempre me he interesado por el estado emocional de las personas que me rodean.
-Todos, pequeños y mayores, necesitamos que nos atiendan, y nos gusta
a veces compartir nuestros problemas con alguien que nos comprenda, aunque no esperamos que nos lo solucione, nos basta con que nos ayuden a reflexionar en
voz alta y a verlo desde otra perspectiva.
-Los “detalles”, son esas pequeñas muestras de cariño
que tenemos a veces y que tienen con nosotros, que no necesitan ser de gran valor
económico, sino que nos mandan un mensaje para que sepamos que se han acordado de nosotros, y que nos quieren.
-Los compañeros de trabajo, los vecinos y los
conocidos , a veces también nos envían señales pidiendo que les atendamos, por
eso deberemos cuando las captemos preguntarles que tal están , para así darles
pie a que te digan lo que les preocupa.
-Yo tengo el oído fácil, y me encanta la gente;
por eso a veces personas a las que apenas conozco me han contado cosas
increíbles, y yo siempre me he parado a hablar con ellos aunque tuviera prisa.
-Los amigos suelen ser muy generosos y no nos
juzgan, porque si les contamos algo que
sabemos que hemos hecho mal, lo
último que queremos es que nos regañen o nos echen en cara nuestra
irresponsabilidad, solo esperamos comprensión y un poco de esperanza.
-Nos esforzaremos en ser compasivos con los demás y no ridiculizar
su comportamiento, por muy estúpido que nos parezca.
-Recordaremos que “Palabra suelta no tiene
vuelta”, y a veces un comentario dicho en broma , sin pensar y sin mala
intención , puede hacer mucho daño al otro; así que procuraremos tratar a los
demás como nos gustaría que ellos nos trataran a nosotros.
-Buenas noches