Hace años leí una historia preciosa sobre “La
última cena “de Leonardo da Vinci, y hoy, la quiero compartir con vosotros.
-Leonardo da Vinci, fue un genio, y un artista tan genial y tan avanzado para su
época, que si viviera hoy en día seguiría siendo único y moderno.
-Una de las últimas obras importantes que hizo fue
“La Última Cena”, donde quiso representar el momento en el que Jesús, se
despide de sus apóstoles, y les comunica
que uno de ellos le va a traicionar.
-Leonardo que era extremadamente exigente con los modelos que
posaban para cualquiera de sus cuadros, con estos, lo fue muchísimo más porque
quería encontrar a las personas más adecuadas para representar a los apóstoles
y a Jesús.
-Se sintió muy feliz al encontrar un modelo para
Jesús, ya que su rostro irradiaba bondad, pureza, generosidad, y una larga lista
de bellos sentimientos , a la vez que era un joven guapo que tenía unos rasgos
muy varoniles.
- El pintor le preguntó si querría ser su
modelo, a lo que el joven aceptó muy honrado, ya que era un gran honor posar
para el gran Leonardo da Vinci.
-Poco a poco fue escogiendo a los apóstoles,
pero solo encontró 11 modelos, porque ninguno le parecía adecuado para encarnar
a Judas, ya que él lo imaginaba como un hombre maduro, cuya cara
mostrase claramente su alma avariciosa y traicionera, así que tardó muchos
años en terminar el cuadro.
-Un día, escuchó hablar de un preso que había
cometido crímenes horrendos, y que debía tener la edad que Leonardo necesitaba
para Judas.
-Leonardo arregló los permisos necesarios, y se fue
a visitar al malvado asesino con la esperanza de que le sirviera, y nada más
verle, tuvo la seguridad de que lo había encontrado, así que hizo todos los
trámites para que le llevasen al preso a su estudio por las tardes para
pintarle.
-El preso llegaba cada tarde, escoltado por
varios guardias, y Leonardo le pintó durante muchas sesiones, hasta que la obra
estuvo terminada.
-Leonardo se sentía tan feliz del resultado, que
les pidió a los guardias que le permitieran al preso contemplar la pintura para
la que había estado posando.
-Cuando el reo vio el maravilloso cuadro, cayó de rodillas
llorando con tal desconsuelo que Leonardo intrigado le preguntó por el motivo
de sus lágrimas, a lo que el malvado preso respondió:
-“Maestro Leonardo, no se acuerda usted de mí?”
-No, contestó el pintor mirándole fijamente:
-“Yo, jamás te había visto antes”
-“Yo soy aquel joven que hace 19 años escogió
usted para pintar a Jesucristo en este
cuadro”….