Me preguntaba esta mañana un alumno mío que si
notaba mucha diferencia entre la vida que llevábamos nosotras de niñas, y la
que ahora, llevan ellos; y añadió, que seguramente es mucho mejor la vida moderna.
-No quiero decir que cualquier tiempo pasado fue
mejor, pero creo que muchas de las paradojas que me han enviado en una lista,
son verdades como puños.
- Nosotros teníamos familias muchísimo más
grandes, y vivíamos, en casas más pequeñas, porque casi todas las familias
estaban compuestas por 7 u 8 personas: el matrimonio,4 ó 5 hijos, los abuelos e
incluso alguna tía soltera, y con un
solo cuarto de baño.
-Las carreteras, eran estrechas y llenas de
puertos, pero esto no nos paraba, para montarnos toda la familia como sardinas
en lata, a la menor ocasión, e irnos a comer al campo, a veranear a la playa, o
a visitar un pueblo de montaña.
-Casi nunca nos compraban ropa nueva, porque
heredábamos hasta los zapatos de nuestros hermanos mayores, sin que a nadie le
preocupara si teníamos los pies planos, o si pisábamos bien o mal, y cuando de ciento en viento, nos compraban
algo nuevo, estábamos tan contentos que de ahí debe venir el dicho : “Como un
niño con zapatos nuevos”.
-Ahora todo el mundo tiene tantas cosas que
ponerse, que es un dilema escoger, porque elegir nos da mucho estrés.
-Nosotros comíamos y cenábamos todos juntos con
plato y mantel, y cada uno contaba las anécdotas del día a los demás, y se
comentaban las cosas y se discutía.
-Ahora cada uno come donde puede o donde le
toca, y los que lo hacen en casa suelen hacerlo con una bandeja delante del
televisor, por lo que no hay ninguna comunicación.
-Las maestras de entonces, no éramos
especialistas en nada, pero sabíamos un poco de todo, lo suficiente para formar
a nuestros alumnos.
-Ahora todas son especialistas en algo, así que
no las puedes preguntar nada que no esté incluido en su currículo.
-Las generaciones actuales, dicen que están
sobradamente preparadas, pero no se atreven a tomar la mínima decisión.
-Nuestra generación, éramos muy atrevidas, y nos
atrevíamos lo mismo a cocinar, que a curar, a administrar, a aconsejar, casi a
cualquier cosa, sin necesidad de ir al psicólogo, ni a un administrador, ni a
un terapeuta.
-En las casas de familia numerosa, nos reíamos muchísimo, montábamos
nuestras propias funciones, y mientras uno recitaba, otra bailaba ballet, otro
tocaba la armónica, y así pasábamos las
veladas familiares.
-Compartíamos mesa y mantel todas las navidades, las fiestas importantes, y casi todos los domingos
con los familiares y con los amigos.
-Actualmente, mucha gente tiene miedo de enseñar
su casa y su familia, y todo se celebra fuera de casa.
-Nosotros casi nunca teníamos prisa, y nos daba
tiempo a hacer todo lo que teníamos que hacer, porque no vivíamos tan
acelerados.
-Ahora dormimos en colchones sofisticados con
nombres sonoros, y la gente descansa poco, mientras que nosotros teníamos un colchón
de lana, (en el que dormíamos divinamente), que lo deshacía y lo volvía a hacer
en el patio de las casas, un colchonero, que ponía tela
nueva con dibujos de damasco, y la lana oreada, y vareada con una gran vara (
parecida a la que llevaba Moisés en las escrituras), cada 3 0 4 años.
-Después de todo: ¡No sé si es mejor la vida actual!……