Este fin de semana he invitado a Coco, el gato
siamés de mis hijos Félix y Raquel a pasarlo en mi casa.
-Esta invitación, surgió, porque como en Madrid
ha sido fiesta el jueves 19, mis hijos, decidieron hacer puente, y marcharse
con los niños y con Coco a la playa, pero como “el hombre propone y Dios
dispone”, Coco no podía ir con ellos al apartamento, porque no admitían gatos;
así que yo le he invitado a pasar estos días en mi casa.
-Celebramos tanto su llegada el martes por la
tarde, con los niños, que se asustó, y desapareció un ratito, pero los niños le
buscaron, y enseguida le encontraron tumbado en una esquina del pasillito de la cocina, le trajeron, y volvió a estar otra vez con todos.
-Coco, es un gato persa blanco, con una cara muy
ancha y plana, se parece al de La Cenicienta, aunque no tiene esa cara de malo
y es blanco.
- Es tan peludo, que cuando se pasea con esos andares parsimoniosos y aristocráticos, parece que lleva
pantalones bombachos, en cambio no pesa nada.
-Todos nos hemos alegrado de tenerle en casa,
porque desde que murió nuestra gata Chundi, Gema, Félix , mi marido y yo,
encontramos la casa un poco vacía, y
aunque Coco y Chundi, no se parecen en nada, tienen en común , su buen carácter
, y su necesidad de mimos.
Esta era
mi gata chundi, encima de mi, dispuesta a escribir mi blog.
-Chundi, se sentaba en mi regazo todas las
noches mientras hacía mi blog, y Coco, se sienta en la salita con Félix, para
que le cepille mientras ve la tele.
-Coco es un tremendo cotilla, que se mete en
cualquier sitio. Ayer, se metió dentro de uno de mis armarios, en el zapatero,
y no se le veía , solo oíamos el ronquido que hace cuando está contento, y
debía de estar contentísimo, porque su ronquido era atronador.
-Esta tarde, cuando estaba dando clase a mi
alumno, se ha subido a la encimera , y se ha tumbado encima del libro, sin
importarle nada, y a nosotros nos ha hecho tantísima gracia su desfachatez, que
nos hemos puesto a hacerle fotos.
-Esta mañana, sin ir más lejos, vacié y limpié
el polvo de un cajón, para poner mis camisetas planchadas y dobladas, y cuando
me di la vuelta para coger un montón, me di cuenta de que Coco se había metido
en él, y lo ocupaba entero con su masa de pelos.
-Mientras le sacaba y limpiaba otra vez el
cajón, observé horrorizada, que se había tumbado encima de mis camisetas recién planchadas, y
estaba encantado ronroneando, y llenándomelas de pelos.
- Ahora está tumbado en una esquina del salón, y la he hecho
esta foto para que le veáis