Hace casi dos años que no voy a París, y ya
tengo “mono”.
-Viajar a París, se había convertido para
nosotros en algo cotidiano, desde hace 8 años, porque allí vive mi hijo mayor
Daniel.
-El año pasado , no pude ir por motivos de
salud, así que ahora, estoy tan contenta
preparando el viaje, que comparto el dicho que dice: “ No hay camino a
la felicidad, la felicidad es el camino”.
-He puesto mi maleta encima de la cama del
cuarto de mi hijo Daniel, y ya he empezado a meter cosas que temo olvidar.
-Esta mañana me he comprado unos mocasines
plateados para andar por París, porque los vi en una zapatería de Serrano, y me
parecieron muy cómodos. Me hace gracia imaginarme paseando por los Campos
Eliseos , por Rue Rívoli, o por Notre
Dame, con esos zapatos que parecen pertenecer a la pequeña Dorothy, la niña del Mago de Hoz, buscando el camino en
algún lugar del Arco Iris.
-Cada día hacemos planes distintos, y son
tantísimos los sitios que pensamos visitar, que no se si vamos a tener
suficientes días ni suficiente energía.
-París es una ciudad que te enamora. Yo recuerdo
aquel 14 de julio del año 2006, cuando yendo con mi hija Gema, hacia la casa de
Daniel desde el aeropuerto, un taxista muy amable, nos ofreció , una rápida
visita para que viéramos los principales edificios adornados para su gran
fiesta.
-Aunque el taxi, nos salió un poco caro, cada
vez que lo recordamos, volvemos a sentir el asombro ante tanta belleza.
-Los edificios más importantes estaban atados
como si fueran regalos con unos gigantescos lazos con la bandera de Francia.
-Ver La Torre Eiffell por la noche, encendida con los colores de la bandera francesa, fue todo un espectáculo...
-Cada año, cuando vuelvo a París, procuro
visitar la Catedral de Notre Dame, y nos sentamos en el primer banco, porque, como dice Javier
Sierra,allí, recibes una maravillosa luz mágica que a nosotros nos carga las pilas.
-En París todos podemos andar mucho, porque es
muy llano, y quitando Montmatre, que además tiene un maravilloso teleférico,
apenas hay cuestas.
-Cuando paseas, en cualquier calle que te pares,
ves el buen gusto, y no extraña que vuelen a París los diseñadores de todo el
mundo a coger ideas, de los escaparates de cualquier tienda.
-Los cafés, son un poco caros, pero están
ideados para que la gente se siente a charlar, y allí nadie tiene prisa porque
te vayas; así que es muy fácil, encontrarte con tertulias de amigos que charlan
o discuten a lo parisino, sobre cualquier tema.
-Estoy deseando ir a París, y sigo apuntando en
mi iPhone, todo lo que quiero hacer y
todo lo que quiero comprar, aunque mañana lo borre y cambie de idea, ya que
así, además de ver a mi hijo, viajar, visitar museos, hacer compras, y
divertirme, abriré muchísimos caminos neuronales , ya que jamás hago
exactamente lo que planeo.