Ya decía Aristóteles “Los discursos inspiran
menos confianza que las acciones”.
Los profesores sabemos que los niños aprenden lo
que ven que hacemos nosotros; nos copian y en cambio no se creen lo que les decimos que
deben hacer si no nos han visto hacerlo
muchas veces antes y les ha gustado.
-Somos lo que hacemos , no lo que decimos que
vamos a hacer.
-La mejor manera de empezar es dejar de hablar de todo lo que vamos a hacer y hacerlo .
-Tus acciones hablan por ti, así que no
expliques ni te justifiques, porque tú con tu actitud, ya lo estás demostrando constantemente.
-Piensa que la diferencia entre donde estuviste
ayer y donde estarás mañana. Está en lo que pienses y hagas hoy…..es mucha tú
responsabilidad.
-No dejes que llegue un día dentro de unos años
donde digas…. Si volviera a empezar, haría un montón de cosas que no pude hacer
o que no quise hacer.
- Piensa que ahora mismo estás a tiempo de arreglarlo .
¡Atrévete!
-Ten cuidado con las bromas, así que no digas en
broma cosas que no te gustan ni quieres
porque el inconsciente no tiene sentido del humor, y se quedará con la frase como si fuera tu
deseo, e intentará cumplirlo .
-Recuerda que tus palabras dicen lo que tienes
en tu mente, mientras que tus acciones dicen lo que tienes en tu corazón.
-Vigila a las personas con las que te reúnes y
convives, porque tu estado de ánimo es el resultado de la media de las 5 personas con las que pasas más tiempo.
-Recuerda que tanto si piensas que puedes como si piensas
que no puedes, tendrás razón, porque solo depende de ti.
Todas las personas que tienen que contar lo que
van a decir antes de decirlo, resultan ser unos pesados. Tú no necesitas decir
te voy a hacer una pregunta que consiste en ….
-Cuando hagas la pregunta si tu interlocutor es
una persona normal, entenderá que es una pregunta y la contestará.
-Buenas noches.