"SI NO TIENES LO QUE TE GUSTA, HAZ QUE TE GUSTE LO QUE TIENES"
De tí depende que tu vida sea feliz,debes escoger tus ingredientes.


miércoles, 8 de junio de 2011

"El Pretendiente"



-Esta mañana hablando con una amiga sobre las "meteduras de pata" que hacemos de jóvenes, me acordé de una situación violentísima , que provoqué yo, por creerme capaz de decidir lo que debía o no debía hacer, y por ello decidí, no hacer caso de los consejosde mis primas .
-Mi padre era vasco, había nacido en el lugar más bonito de España. Un valle situado en Las Encartaciones de Vizcaya, al que un grupo de intelectuales llamaban “La Pequeña Suiza”. Sus caseríos esparcidos entre el verdor y las montañas, donde a veces en vez de andar trepas, la cantidad de frutales, zarzales con moras, regatos, ermitas, y muchísimas vacas pastando, que tranquilizan el espíritu hacen, que el paseo por cualquier sendero sea algo inenarrable, y para unas niñas de 14 ó 15 años, cómo éramos nosotras entonces, se convierte en algo inolvidable.
-Yo iba muchos veranos con mis padres, pero como ni mis primas ni yo, teníamos edad de conducir, bajábamos a la estación, a hacer compras, casi rodando por “La Cuesta del Infierno”, porque atajábamos muchísimo. Todavía no me explico cuando lo pienso, cómo no nos rompimos la crisma en algunas de esa bajadas
- Al llegar abajo, nos cambiábamos de ropa y de zapatos, escondíamos la bolsa de la ropa entre las zarzas, y andábamos por allí como si nos acabáramos de bajar de un coche.
-Recuerdo un mes de noviembre, que fuimos un fin de semana para celebrar la fiesta de San Andrés.
-En el país vasco, las fiestas son preciosas, pues todo el vecindario se involucra, y convierten cualquier romería en una gran fiesta.
- La gente, es muy solidaria, y está muy unida. Se ayudan mucho los vecinos en los malos momentos, y en la preparación de las fiestas, participa todo el pueblo. Por la mañana después de misa en la maravillosa iglesia de San Andrés, mi primo, encendía unos cohetes, que salían disparados haciendo muchísimo ruido, y luego nos tomábamos unos zuritos y unos puntos, mientras tocaban el txistu y el tamboril.
-En el aperitivo, se me acercó un chico del pueblo, alto y guapo, que yo conocía de vista, pero que casi nunca hablábamos con él, porque además de que era mayor que nosotras, tenía fama de ser muy bruto.
-A mi prima, no la gustó nada que yo hablara con él, y me estuvo advirtiendo durante toda la comida de que era un chico muy conflictivo, que un día se había apostado con sus amigos que subía la burra de espaldas por las escaleras de la iglesia (que son muchísimas, y lo hizo).
-Yo no la hice ni caso, y zanjamos el tema.
-Por la noche en el baile, lo pasamos muy bien, pero cuando ya casi era la hora de volver a casa, se presentó este chico, y me pidió bailar. Yo accedí, y estuvimos bailando un ratito, casi sin hablar, rápidamente me di cuenta de que casi no sabía bailar, y que le costaba mucho seguir el ritmo, y como no sabía bailar suelto, pues aguanté 4 0 5 bailes, porque no me quería soltar, yo estaba un poco arrepentida de haber aceptado, porque me miraba mucho, y me ponderó las manos. Yo siempre las he tenido bonitas, aunque, me extrañó que un chico tan raro se fijara en mis manos. Pero lo peor, era que su padre estaba en uno de los kioscos, bebiendo, y no paraba de señalarnos y de sonreír.
-Al despedirnos, estuvo muy insistente preguntándome si me lo había pasado bien.
-Yo me despedí a toda prisa, y bajamos a casa, mientras mi prima no paraba de regañarme, diciéndome:
-Paloma, ahora, este no te va a dejar en paz, eres tonta, me tenías que haber hecho caso. Yo, pensé que tenía razón, pero no le di mayor importancia.
-A la mañana siguiente, me despertaron unas voces, era el padre del chico, que se había parado a hablar con mi padre que estaba sentado en el porche, y que le iba a contar que su mujer y él, habían estado hablando por la noche de que yo era una chica alta y fuerte, y que tenía buenas manos para ordeñar vacas, y que si mi padre estaba de acuerdo, podríamos hacer algo……..Mi padre no daba crédito a lo que estaba oyendo, pero, se lo tomó a broma, y le dijo que hablaría conmigo, y que ya le diría algo….
-Por la mañana mi tío, que era un vasco cariñoso y bromista, se moría de risa, y decía: ¡Paloma, que ya tienes novio!. ¿Para cuándo es la boda? Yo me ponía como una fiera, y cuanto mñás me enfadaba, más se reían mis primos de mí.
-Menos mal que nos quedamos pocos días, porque fui la risa y el lugar geométrico de todas las bromas de mi familia, que me decían cuando menos me lo esperaba:
-¡Enséñanos esa manos que tienes para ordeñar vacas!.
-Mi padre una mañana, se acercó a su casa, y le dijo a su padre, que yo era muy joven, que vivíamos a mucha distancia, que eran cosa de jóvenes, y lo arregló con bastante mano izquierda.
-La verdad, es que yo pasé unos días bastante malos, porque me asustaba la importancia que se había dado a un simple baile.
-Una vez en Madrid, me olvidé de ese tema, que solo servía para reírnos al recordarlo, pero aprendí, que “Dónde fueres, haz lo que vieres”, y que hay que hacer caso de consejos.