El odio es lo contrario del amor, y ”cuando lo
sentimos aprovechamos todas las ocasiones para perjudicar a esos que odiamos“ como
dijo Plutarco.
-El odio puede surgir del desamor, del
desencanto o de la frustración, y lo dirigimos hacia aquellos que más quisimos
o más admiramos.
-Cuando alguien a quien quisimos mucho, nos hace
mucho daño, o cuando nos han traicionado, necesitamos sustituir nuestros
sentimientos de admiración, o de amor para no hundirnos, y es entonces cuando
surge el odio, y nos produce una energía suficiente para compensar nuestro
dolor y seguir viviendo.
-Los neurocientíficos han demostrado que el odio
activa las mismas regiones cerebrales que
el amor.
-Hay un refrán castellano que dice: ”del odio al
amor hay un paso”, ahora sabemos que ambas pasiones comparten más semejanzas
que ninguna otra emoción.
-El circuito cerebral del odio implica zonas de
nuestro cerebro que hacen que tengamos un comportamiento irracional (como
sucede con el amor), e incluso agresivo.
El odio activa zonas de la corteza frontal que
no se activan en el amor y nos permiten calcular el daño que vamos a hacer con
nuestros actos.
-Cuando estamos llenos de odio podemos planificar,
evaluar y predecir las reacciones de los demás o podemos encubrirnos a nosotros mismos.
-Así que las personas que odian de esa manera,
son peligrosas. A veces nos parecen muy inteligentes y sus acciones
son efectivas, y el daño que hacen a la
persona odiada, lo hacen con consciencia y frialdad.
-Actualmente tenemos ejemplos de odio en los politicos radicales, y a veces también en algunos hinchas del fútbol contra el equipo
contrario, o los habitantes de una comunidad, hacia los de otra.
-Así que visto de esta manera , el odio es un
sentir patológico, con graves consecuencias para el que lo siente y para los que va dirigido.
-Buenas noches.