El 13 de junio del 323 a.C. Encontrándose al borde de la muerte en el Palacio de Nabucodonosor II (no se sabe si por culpa de un envenenamiento, por las fiebres del Nilo, o por la malaria), Alejandro Magno, a punto de cumplir 33 años, convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
-1º) Deseo que mi ataúd, sea llevado a hombros por mis médicos.
-2º) Quiero que los tesoros de oro, plata y piedras preciosas que he reunido en mis conquistas, sean esparcidas por el suelo camino de mi tumba.
-3º) Quiero que mis manos queden balanceándose en el aire, fuera del ataúd y a la vista de todos.
Uno de sus generales asombrados por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro:
-¿Cuales son tus razones? Alejandro con voz entrecortada explicó;
-1º) Quiero que mis eminentes médicos carguen mi ataúd, para así mostrar que ellos no tienen ante la muerte el poder de curar.
-2º) Quiero que el suelo se cubra con mis tesoros, para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecerán.
-3º) Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos.
-No sabemos a ciencia cierta si se cumplieron sus deseos o no, solo tenemos la certeza, de que su cuerpo se colocó en un sarcófago antropomorfo de oro, que se puso a su vez en otro ataúd de oro y se cubrió con una capa púrpura.
Pusieron este ataúd junto a su armadura en un carruaje dorado, con una decoración muy lujosa y tirada por 64 mulas según narra el historiador Diodoro con gran detalle.
Dicen que Calígula saqueó su tumba para ponerse su coraza
Alejandro III de Macedonia “Alejandro Magno”, fue rey de Macedonia, y está considerado como uno de los líderes militares de la historia por su conquista del Imperio Persa. Estaba considerado como un héroe legendario que fundó el imperio más grande que el mundo había conocido. Fue un gran soldado y soñaba con conseguir una sociedad mas justa.