Os voy a contar una historia que me ha contado
una amiga muy divertida.
-Una pareja llevaban 60 años casados, cuando la
mujer enfermó de gravedad.
-Ella le dijo, que abriera la caja, porque ya
era hora de que supiese su secreto.
-El marido se quedó pasmado y cuando la preguntó
que de dónde había sacado tantísimo dinero, ella respondió:
-Cuando hace 60 años nos casamos, mi abuela me
dijo que el secreto de un buen matrimonio era no discutir con el marido; así
que cada vez que me enfadara contigo, me callara e hiciera un muñeco de trapo.
-Cariño, ya entendí lo de las dos muñecas, pero
¿ esta cantidad de dinero? ¿de dónde salió?.
-Por eso, uno de los secretos de la felicidad en
una pareja, consiste en no pelear innecesariamente, ya que las discusiones raras
veces llevan al entendimiento, y es muchísimo más práctico, dejar pasar la ira,
y cuando ambos estén más tranquilos, hablar sobre lo ocurrido sin insultarse ni faltarse
al respeto.
-Vivir en pareja tiene un peaje que consiste en
ir aceptando las distintas etapas por las que todos tenemos que pasar.
-Existe una química del amor, porque hay una
sustancia en nuestro cerebro llamada feniletilamina que nos hace segregar dopamina
o norepinefrina ,y, tiene el mismo efecto
que las anfetaminas cuando estamos con nuestra pareja.
-Años después de esta gran pasión, cuando ya tenemos hijos, nos cambian los patrones bioquímicos
, y el cerebro en vez de segregar “anfetaminas”, segrega drogas narcóticas:Las endomorfinas y las
encefalinas que nos aportan seguridad, calma, y paz, a la vez que bajan esa
tremenda pasión( a lo mejor por eso, a los tres o cuatro años de matrimonio, se
suele producir una crisis).
-Una vez superada esta etapa, se vuelve a
convivir, y hay que intentar compaginar los deseos y las aficiones de ambos con
la vida familiar y los trabajos, y a veces conciliarlo no es nada fácil. Es muy
importante seguir teniendo un tiempo a solas para no perder el amor, y y seguir
coqueteando y resultando atractivos el uno para el otro.
-Tenemos que tener claro que si queremos al
otro, tendremos que respetarle y que también nos respete, procurando no perder
nunca la chispa llamándose papá y mamá, porque tu marido nunca deberá ser como tu padre ni tu mujer como tu
madre, ya que son palabras que ahuyentan cualquier atisbo de cortejo, y en el amor se necesita que haya siempre un poco de cortejo.
-No deberíamos creer que si cambiamos de pareja
porque nuestro matrimonio está resultando aburrido, esta nueva será diferente,
porque se volvería a repetir el mismo ciclo, así que si estamos aburridos,
juguemos a comportarnos de otra manera para que resulte mejor, porque si un día
nos quisimos de verdad, ese amor no caduca, está escondido en algún rincón de
las desilusiones, y hablándolo todo tiene arreglo y se puede recuperar, porque
:
-“Donde hubo fuego, hay rescoldo”.
-Buenas noches.