“De nada sirve al hombre lamentarse de los
tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos”.
Tomás Carrlyle.
-Es un consejo muy sabio, porque todos conocemos
a personas que se pasan la vida lamentándose
de todo lo divino y de lo humano.
-Se lamentan por todo, y no se dan cuenta de que como llevan
haciéndolo más de 21 días, pues estos lamentos y estas quejas se han convertido en hábitos, y la
verdad es que ahora nos resultan tremendamente “cansinas” como diría mi
admirado José Mota.
-Creo por mi experiencia personal que lamentarse
no solo no conduce a nada, sino que nos
bloquea, e impide pensar con
claridad, y decidir la mejor salida.
-A veces, las personas que no paran de
lamentarse, es que han asumido un papel
de víctimas, y eso les gusta, porque siempre encuentran a alguien que les dice
lo mucho que siente todo lo malo que les pasa, y esto quizás les proporciona cinco minutos de gloria.
-Creo que en vez de quejarse, lo que hay que
hacer si vemos que estamos llorando
sobre la leche derramada, es levantarnos, recogerla con una bayeta de papel, y
tirarla después a la basura.
-Cada mañana amanece un día nuevo con esas 24
horas hermosas, en las que podemos decidir como sentirnos, porque sabemos que
no podremos cambiar muchas cosas que nos pasan, pero tenemos el poder más
absoluto sobre cómo vamos a sentirnos al respecto.
-Si al recibir una mala noticia, o si nuestros
planes se frustran, lo único que podemos hacer es intentar buscar la parte
positiva que siempre tiene, porque en el peor de los casos, siempre podremos
pensar que ha sido una lección que nos da la vida, y que nos sirve de
experiencia.
-Tenemos que saber que muchas veces las personas
que se quejan son manipuladoras, y solo quieren llamar la atención de los demás
con sus penas, ya que son incapaces de
hacerlo de otra manera, así que con delicadeza, procuraremos no entrar en su
juego.
-Es básico que recordemos, que este tipo de
situaciones propias o ajenas, nos afectan tremendamente, y si no somos capaces
de canalizarlas adecuadamente, las somatizaremos, y empezaremos sin darnos
cuenta a constiparnos, a tener jaquecas, a sentirnos acongojados; por eso, por
salud mental, procuraremos explicárselo a los lamentadores, y si no nos hacen
caso, pues les dejaremos solos con
sus lamentos por salud mental.
-Debemos valorar nuestra vida, y sentirnos
agradecidos por tantos dones.
-Buenas noches.