Dice Aristóteles: “Cualquiera puede enfadarse,
eso es muy fácil. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto,
en el momento oportuno, con el propósito justo y de la forma correcta, eso
ciertamente no resulta tan fácil”.
-Creo que a veces la mayoría de las personas
pasamos demasiado tiempo enfadadas por tonterías.
-La ira que provoca el enfado, es una emoción
humana normal, si se sabe controlar y se utiliza adecuadamente.
-Los niños a veces tienen auténticas explosiones de ira que tendremos que ayudarles a gestionar desde el mismo momento en el que tengan su primera rabieta para evitar que vaya a más y se convierta en un hábito.
-La ira es una respuesta natural a posibles
amenazas, inspirando comportamientos y sentimientos agresivos que son
necesarios para sobrevivir en caso de ataque.
-Cuando estamos enfadados; nos llenamos de ira, se estimula nuestro
sistema nervioso, se aumenta nuestro ritmo cardiaco, la presión sanguínea, y aumenta la cantidad de flujo sanguíneo a los músculos, los niveles de azúcar en la sangre y la
transpiración.
-Al estar llenos de ira y de rabia, aumentamos
la producción de adrenalina, que es la hormona que se produce en los momentos
de estrés, ante una amenaza, y al mismo tiempo cambia nuestra manera de pensar.
-Lo peligroso de enfadarse por cualquier cosa,
es que nos llenamos de cólera y de ira,
y esa ira simplifica nuestra manera de pensar.
-En momentos graves en los que peligra nuestra
vida, la ira, tiene como único objetivo darnos fuerza para protegernos y poder
sobrevivir, así que se simplifica mucho nuestro pensamiento, porque solamente
tenemos que saber si algo es bueno o
malo para actuar, ya que en momentos de
peligro, el tiempo es oro.
-Así que al estar tan lleno de ira, no razonas y
actúas como si en ello te fuera la vida, y probablemente la situación que te provocó
el enfado, tiene muchísimos matices.
-El hecho que provocó nuestro enfado, puede
tener sentido en el campo de las emociones, y si las buscamos las
encontraremos: podemos sentirnos tristes, frustradas, celosas, enfadadas,
apenadas, pero si solamente elegimos la ira y la cólera, solamente
conseguiremos matar mosquitos a cañonazos, dejando en el camino gritos malas
palabras, amenazas,…..etc
-A veces lo podríamos solucionar desahogándonos y llorando un rato.
-Las personas iracundas, creo que deberían pedir
ayuda psicológica, porque la labor de un buen psicólogo en estos casos es la
solución, ya que no solo les enseña el camino adecuado para canalizar su
agresividad, sino que te ayuda a ver las cosas bajo otro punto de vista.
-Tengo un vídeo precioso que me mandó hace
tiempo una amiga psicóloga a la quería mucho, y, lo voy a dejar aquí, para que
veáis en una historieta tierna de dibujos animados como es y para qué sirve en
realidad “El trabajo del psicólogo”.
Espero que os guste.