Leyendo un texto de
W.Livingston Lamed, escrito en 1898, titulado “Papá olvida”, sobre un padre que
mirando dormir a su niñito, siente remordimientos porque al reflexionar después
de su abracito de buenas noches, se da cuenta de que no le hace el caso que
debiera y de que se pasa el tiempo que están juntos regañándole por cualquier
cosa…..
- Me he vuelto a emocionar como
la primera vez que lo escuché en un curso de “Dale Carnegie” sobre “Como
suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida”.
-A pesar de estar escrito hace
más de 100 años, está de rabiosa actualidad, porque seguimos cayendo en los
mismos errores que antaño, que es olvidar que son niños, y pretender marcarles
un ritmo de adultos, pretendiendo que lo sigan…
-Son niños, y necesitan tener un ambiente relajado y
motivador, que no podremos conseguir si empezamos la jornada, levantándoles de
la cama al son de las alarmas de unos despertadores estridentes, en vez de con
palabras cariñosas……
-Si en vez de ayudarles a
vestirse les regañamos y reprochamos su torpeza……
-Si en vez de sentarnos juntos
alrededor de una mesa a disfrutar de un desayuno que hemos preparado entre
todos, y donde se cuentan los planes para ese día, o se les anima deseándoles
buena suerte en sus ejercicios o deportes , o en lo que sea, nos dedicamos a
exigirles que mastiquen más deprisa, que se beban el zumo, que no tiren las
migas…….
-Si en lugar de salir tirando
de ellos, entrando en el ascensor con la cartera sin cerrar y cayéndose los
libros, fuéramos despacito paseando hasta la parada haciendo planes o charlando
o repasando esa lección que les preocupa………
-Si nos despidiéramos de ellos
al dejarles en la ruta con un abrazo y
un te quiero en vez de un ¡Ponte derecho, y pórtate bien!
-Si cuando volviéramos a casa
les recibiéramos con un abrazo fuerte y nos sentáramos con ellos un ratito
mientras meriendan dejándoles que nos cuenten a su manera lo que han hecho en el cole, en vez de
exigirles que se pongan enseguida a hacer
los deberes…..
-Así que cuando se van a
despedir dándonos un beso, como a veces nos parece poco lo que les hemos
regañado, vamos y les mandamos a la cama, casi sin palabras, mientras ellos nos
sonríen…..
-Leído así, parece exagerado,
pero si los padres hiciéramos a veces un examen de conciencia, reconoceríamos
que muy a menudo olvidamos que son
niños, y ellos en cambio, nunca olvidan que somos sus papás y lo mucho que nos
quieren.
-Una compañera mía del colegio,
que tenía dos niños pequeñitos, tras leer este texto, se sentó con su marido a
reflexionar un fin de semana largo, y encontraron una buena solución cambiando
su horario para acercarlo más al de los niños, así que se levantaban todos 1
hora antes para que no hubiera esas prisa matinales, y se acostaban también
todos una hora antes, para evitar levantarse de mal humor por falta de sueño.
-Espero que a algunos les sirva.
Si queréis leer el texto original, poner “Papá olvida” en Internet.
-Buenas noches