("La Envidia" Giusto Le Court)
-Desde los
cursos de Kinder (4 años), los profesores podemos darnos cuenta de que hay
niños que disfrutan cuando castigan a otro, y que les molestan los triunfos de
otros, son los primeros balbuceos de la envidia, que es muy mala consejera.
-La envidia es
un pecado capital; y según Fernando Diaz Plaja, autor de ”El español y los 7
pecados capitales”, es uno de los 7
pecados capitales que tenemos los españoles más arraigados, porque define al carácter español por excelencia, por
encima de la ira, de la soberbia, o de la gula, lo mismo que la codicia define
a los franceses, o la soberbia a los
británicos…..
-En el
Purgatorio de Dante “El castigo para los envidiosos, era el de cerrarles los
ojos y coserlos, porque habían recibido placer
al ver a otros caer”.
-El catecismo
que estudiamos de pequeños definía la envidia como “Tristeza del bien ajeno”.
-Los envidiosos
sufren muchísimo, porque la misma envidia les impide gozar. Los envidiosos
están resentidos, y no intentan en ningún momento que les vaya mejor, porque lo
único que quieren es que al otro le vaya peor.
-Según Bertrand
Russell, la envidia es una de las más potentes causas de infelicidad, porque
aquel que envidia, no sólo sucumbe a la
infelicidad que le produce la envidia, sino que además alimenta el deseo de
producir el mal a otros.
-Según el
psicólogo Iñaki Piñuel, los acosadores y
los maltratadores , sienten un sentimiento de inferioridad, que les hace sentirse
culpables al no poseer atributos que posee su víctima, y por eso la maltrata…..
-Estoy
releyendo “Los secretos de nuestro cerebro”, un librito interesantísimo que me
compré hace años en La feria del libro, escrito por Pedro Gargantilla, médico, escritor,
divulgador científico y profesor de Humanidades en la Universidad Europea de
Madrid (U.E.M), y me acabo de dar cuenta de que aquí es donde yo me enteré por
primera vez de que la envidia se registra en el cerebro, así que voy a
compartir con vosotros los estudios que lo corroboran.
-Un
investigador japonés, Hidehiko Takashashi, ha diseñado un estudio para intentar contestar a la pregunta que todos nos
hacemos: ¿dónde radica la envidia?
- Decidió que mientras los voluntarios participantes se encontraban conectados a
escáneres cerebrales, los investigadores les leyeran tres perfiles, para ver en
los escáneres sus diferentes reacciones:
-Un hombre muy
inteligente,con metas similares en la vida que los voluntarios, popular entre
las mujeres y con una novia muy atractiva ( mucha envidia)
-Una mujer
exitosa, inteligente, atractiva para los hombres, pero con diferentes objetivos
en la vida que los voluntarios (poca envidia)
-Una mujer
mediocre y nada popular (nada de envidia).
-Fue interesantísimo,
porque cuando todos los voluntarios, sin excepción, leyeron el perfil de la
persona con más éxito y que además tenía una pareja atractiva se registró una
reacción en la corteza cingulada anterior.
-¡En ella
radica la envidia!
-Es muy
curioso, porque en esa zona es donde se encuentra el procesamiento del dolor
físico; ¡la envidia es una emoción
dolorosa!.
-La envidia
llevada a extremos, nos induce a tener un comportamiento inmoral, nos hace
desear el mal a otra persona y nos puede
llevar a cometer una acción criminal.
-Otro grupo de
científicos japoneses, publicaron en la famosa revista Science, donde afirmaban
que la envidia, puede llegar a producirnos placer.
- Comprobaron mediante
resonancia magnética que cuando a la
persona que envidiamos la va mal, nuestro cerebro reacciona liberando dopamina,
que es la hormona del placer, lo cual nos produce una sensación de bienestar.
-En español, a
este sentimiento le llamamos “regodearse”, que es una mezcla de regocijo y
alegría creado por el sufrimiento ajeno.
Sacaremos de
este interesante experimento la conclusión de que las personas envidiosas deben
estar como los trapos viejos “pocos y lejos”.
-Buenas noches