La vida cada día nos exige tomar una serie de
decisiones, y nosotros, tenemos que elegir y priorizar.
-Es necesario saber perder una serie de ventajas
que poseemos, y unos valores, sustituyéndoles por otros que ocupen su lugar.
-Actuaremos con firmeza, sin lamentaciones, ni
pesimismos, porque si estamos un poco mal, con esta actitud, empeoraríamos.
-Tacharemos los pensamientos negativos, porque
solo generan energías negativas, que sabemos que terminan transformándose en
enfermedades.
-Revisaremos los pensamientos que tenemos, y tacharemos las
críticas, las murmuraciones, quejas, lamentaciones, porque son discos rallados
que solo sirven para envenenarnos.
-Desconfiaremos de los que están siempre bien,
porque es imposible estar bien todo el rato, la vida no funciona así; por eso
tacharemos la “pose” de que todo es perfecto, ya que solo conseguiríamos añadir
a nuestros problemas una gran mochila cargada de mentiras.
-Somos hijos de Dios, y nuestro Padre, nos
protege, por eso, estamos en camino de conseguirlo, y nuestra salud, nos lo
agradecerá.
-Las personas mentirosas que fingen ser
perfectas, son como decía mi suegra: “Gentes de mucho barniz y poca raíz”, que
acabarán tarde o temprano con problemas de salud, ya que nuestro cuerpo siempre
pasa la factura.
-Así que vamos a querernos y a aceptarnos.
-No volveremos a criticarnos, ni a intentar
imitar a otros, ni estaremos celosos de sus logros, sino que nos alegraremos de
que otro ser humano triunfe.
-Tendremos claro que somos únicos e
irrepetibles.
-Estableceremos vínculos y relaciones con personas verdaderas en las que siempre
podamos depositar nuestra confianza, sin perder ni por un momento la fe en
nosotros mismos y en nuestro maravilloso potencial.
-Intentaremos incorporar cada día media hora de
nuestro tiempo a reírnos, a bromear, a estar alegres y a disfrutar del buen
humor, y de la alegría de vivir, y seguramente mejoraremos nuestra calidad de
vida.
-“El buen humor nos salva siempre de las manos
del doctor”.
-Buenas noches.