Muy a menudo somos demasiado críticos con nosotros
mismos, y nos dedicamos adjetivos tremendamente duros, que jamás les
dedicaríamos a nuestros amigos.
-Nos juzgamos con unos criterios muchísimos más
estrictos y rígidos de los que utilizamos para juzgar a los demás.
-Somos hijos de nuestros padres; y nuestra familia,
nuestros profesores, y las personas de autoridad que tuvieron relación con
nosotros, nos han marcado a fuego sus ideas, sean o no aceptables, porque como
en su momento nos crearon emociones y sentimientos, que aceptamos “a priori”, se han grabado en
nuestro subconsciente, y afloran cuando menos nos lo esperamos.
- Necesitamos aclarar bien todas estas ideas que
nos hacen martirizarnos cada vez que surge el más mínimo traspiés, porque todo
el mundo cuando toma una decisión, no tiene más remedio que escoger, y al
elegir, tenemos un 50% de probabilidades de confundirnos, y solo otro 50 % de
acertar.
-La vergüenza y la autocrítica que nos invade en
esos momentos en los que creemos que hemos actuado mal, debido a que somos
malos, torpes, vagos, y cualquiera de esas lindezas que nos dedicaron de
pequeños, es nefasta, y nos hace volver a pensar como cuando éramos niños, pudiéndonos conducir a tener falta de
seguridad en nosotros mismos, miedo al rechazo de los demás, y a que nos dejen de querer, por ser malos y no
merecer su afecto, y a tener trastornos
de ansiedad o depresión…..
-Necesitamos rodearnos de personas que nos quieran y nos valoren sin
juzgarnos ni insultarnos al primer traspiés; y nosotros, deberíamos ser siempre
nuestro abogado defensor, como dice mi
hermana Mima, y no nuestro fiscal.
-La autocrítica es casi siempre una estrategia
aprendida en nuestra infancia; pero sabemos que es una emoción destructiva que
nos afecta de tal manera, que nos deja tan débiles que hace que bajen nuestras defensas, y nos quedemos sin vitalidad, fortaleza y
equilibrio, expuestos a cualquier infección.
-Si somos conscientes de que la autocrítica es
un problema presente en nuestra vida, y hemos comprobado muchas veces que esa
actitud no nos sirve para mejorar, porque en lugar de motivarnos, nos paraliza
y nos desmoraliza, deberemos solucionarlo.
-Somos conscientes de que a menudo actuamos como nuestro peor enemigo, a pesar de
que sabemos que no existe nadie en este
mundo que haga todo bien, porque todos nos confundimos, y como dice el refrán “el
mejor escribano, echa un borrón”, así que debemos poner manos a la obra, y
pedir ayuda si no podemos solos para generar reacciones más eficaces y positivas.
-Debemos dejar de lanzarnos improperios cada vez
que algo nos salga mal.
-Abandonaremos el resentimiento y la mala
voluntad, y jamás diremos cosas como:
-¡Soy tonto!.
- ¡Me lo he cargado!
-¡Todo lo hago mal!......
-Deberemos cambiar los pensamientos negativos
por constructivos, para poder avanzar, y seguir adelante con nuestra vida.
-Tenemos que conseguir ser felices, pero para
ser felices, necesitamos activar nuestras relaciones de amor y cariño, y, dejar de
sufrir.
-Cambiemos nuestros pensamientos y cambiaremos
nuestro destino.
-Buenas noches