Esta mañana, nuestra amiga Mayi, nos ha hecho reír,
diciéndonos muy seria, que piensa cambiar su actitud ante la vida, y que
va a dedicarse a hacer lo que la de la gana.
-No hace falta esperar al 31 de diciembre para
hacer una lista de promesas de Año Nuevo, para cambiar nuestro rumbo, nuestra dirección,
y nuestra manera de vivir, porque el
mejor momento es este en el que nos lo proponemos.
-Las madres tenemos un defecto tremendo que nos
hace sufrir cada día, y se llama “Complejo de culpabilidad”, que viene en el
paquete titulado “Instinto Maternal”.
-Cuando te vas a trabajar, vuelves con la sensación de que les has abandonado, y pretendes ser una super mamá, pero la realidad es que tienes que poner orden , mandarles hacer deberes, baños,cenas, acostarse a la hora apropiada....etc
-Ahora que son mayores, sigues queriéndoles
proteger, y cuando les notas tristes, resulta que te vuelves a echar la culpa,
porque probablemente, les has consentido demasiado y ahora, por tu culpa, no
aguantan la presión.
-Mayi, por eso, esta mañana, se ha levantado decidida, a empezar a ser ella misma.
-No piensa justificar sus actos, ni consentir que
la cuestionen. Dice que va a pensar solo en ella., y que al que no le guste,
que se aguante.
- ¡Ojalá lo consiga!
-Yo creo que las madres en general, y
especialmente las que tenemos hijos mayores, necesitamos que nos digan que nos
quieren, no que den por hecho que lo sabemos, porque aunque lo sepamos,
necesitamos oírlo.
-Nos encanta hablar con ellos,y pretendemos que nos ayuden con el portátil, pero casi nunca
nos dejan ser nosotras mismas, ya que nos
regañan cuando no entendemos lo que hay que hacer en el ordenador o en el móvi.
-Pretenden que sepamos las cosas que ellos saben desde pequeños, y no se
dan cuenta de que nosotros todo lo aprendimos de otra manera, escribíamos en cuadernos con pluma o boli, y buscábamos nuestras dudas en unas
enciclopedias gordísimas o al diccionario de la Real Academia Española, porque
no existía Internet, y que el único teléfono de nuestra casa estaba en el salón y teníamos que hablar delante de toda la familia.
-Tampoco nos gusta que nos llamen pesadas cuando
les cuidamos, aunque a veces estemos como la madre de Woody Allen en "Historias de Nueva York" que siempre
le dice : ¡Hijo que mala cara tienes!
-Ellos necesitan una buena dosis de paciencia,
para entender sin enfadarse que aunque no sepamos tanta informática como ellos,
estamos muchísimo más adelantadas en la escuela de la vida, ( en el fondo
saben que es verdad), porque cuando están agobiados, si deciden contárnoslo, saben que les ayudaremos, aunque sea solamente escuchándoles, comprendiéndoles, y queriéndoles.
-Somos tan tontas que nos emocionamos, cuando
están cariñosos, y no pegamos ojo, si creemos que tienen problemas.
-Cuando leáis esto, los que tenéis la gran
fortuna de tener madre, llamar por telefonearla, y decirla lo mucho que la queréis,
aunque lo sepa.
-Buenas noches.