Vivimos en la época de las telecomunicaciones,
pero en cambio, da la impresión de que todavía hay muchísima gente incapaz de
comunicarse verbalmente con la persona que está a su lado.
-Esta tarde he estado en la Clínica de La
Moraleja, esperando a que me recibiera mi doctora de medicina interna, y al
poco de sentarme, me he dado cuenta de que había una señora mayor en una silla
de ruedas, mirando apurada a su alrededor. Las demás personas que estaban
sentadas cerca de ella, disimulaban y miraban de reojo, pero nadie la hablaba,
quizás porque les daba apuro hacerlo.
-Todos
necesitamos que nos escuchen y que nos hablen, porque a veces en un espacio
lleno de gente, te puedes llegar a sentir mucho más solo que en una celda.
-Las mujeres que hemos cumplido 60 años, según los
chinos , somos sabias, y esa sabiduría nos ha enseñado a leer las señales de
socorro que lanzan las miradas de las personas angustiadas, y entonces, como
somos sabias, inmediatamente les lanzamos un cabo para que se agarren, o como
en este caso , para que nos cuenten lo que están sintiendo.
-Un poco de conversación, nos ayuda a aliviar
los dolores del alma, y no se puede dejar sin una sonrisa o una palabra de
aliento a alguien que lo está necesitando.
-Por eso, me he sentado al lado de la señora, y me he puesto a hablar con
ella; primero de la consulta, luego de su silla de ruedas, que parecía muy
cómoda y al poco rato, me había contado su vida a grandes rasgos.
-Esta señora, hace apenas unos meses, era una
persona feliz que vivía sola en su casa y tenía una vida muy organizada, con
sus tertulias y sus actividades.
-La señora, que era simpatiquísima, me ha estado
contando que tras una operación de una hernia en la columna que se complicó, tiene un problema
irreversible de movilidad en su lado izquierdo, y que eso la ha cambiado
tremendamente la vida, porque ha tenido que dejar su casa, ya que vivía en un
cuarto piso sin ascensor, y ahora no puede acceder a él, por lo que se ha tenido que ir a casa de una hija, y, que aunque es muy buena,ha perdido su independencia y su libertad.
-Hablando con los demás, aprendemos muchas
cosas, y entendemos sus problemas.
Hablar a las personas que lo están pasando mal oportunamente, es muy
positivo para ellos, porque en cuanto empiezan a hablar, se acaba esa sensación
tan tremenda que sienten de estar excluidos del grupo.
-Todos necesitamos a veces que alguien nos diga
una palabra amable, y que escuchemos lo que nos quieran contar, e intemos comprender sus sentimientos.
-Somos seres sociales, y en el fondo a todos nos
gusta relacionarnos, porque hablando con la gente, nos sentimos mejor que
solos.
-A veces sentiremos compasión, y disimularemos y
tendremos caridad, y les hablaremos un ratito para que sepan que nos
interesamos por ellos, y que les comprendemos.
-Muchas veces una pequeña charla con alguien desconocido,
nos alegra el día, y el simple hecho de saber que todo el mundo tiene sus
problemas y sus cosas, nos consuela mucho, aunque solamente sea como dice el
refrán porque “mal de muchos, consuelo de tontos”.
-Decía Rabindranath Tagore : “El hombre entra en
la multitud para ahogar el clamor de su propio silencio”.
-Buenas noches.