Todos los que hemos cumplido 60 años, notamos a
veces que estamos en otra onda, que nuestra vida ha cambiado tanto, que a veces
nos parece estar en otro país.
-Esta mañana, una amiga catedrática, con todas
las neuronas alerta, que enseña en la Universidad sin que nunca haya estado bajo
sospecha de que chochee, me contaba que a
veces tiene la sensación de que muchas
de las personas que la rodean, actúan de una manera tan extraña, como si
vinieran de otro planeta.
-Se ha reído muchísimo cuando la he dicho, que
lo son; que estoy convencida de que entre nuestra generación y esta, ha habido
un cambio planetario, porque han dado la vuelta a nuestras vidas, como si se
tratase de un calcetín.
-Leí hace tiempo, un interesantísimo artículo
del periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, en el que hablaba sobre esto
mismo, con mucho sentido del humor, que
es la mejor manera de hacerlo.
-Nos casamos jovencísimos, seguros de que
nuestro amor duraría por siempre jamás, y envejeceríamos juntos rodeados de una
gran familia; porque entonces, la sola idea de vivir junto a la persona amada,
se parecía mucho a eso de poder agarrar el cielo con la mano.
-Todavía, los que seguimos viviendo con nuestra pareja,
nos levantamos cada mañana con el mismo propósito.
-Ahora, las parejas que planean casarse, te
dicen entre risas que todas las parejas tienen fecha de caducidad, y se quedan
tan frescos.
-Ahora, los jóvenes te razonan y argumentan enseguida, que
tienen que cambiar de coche, o de teléfono, o de ordenador, porque ya está
obsoleto, y yo creo que la verdad es que
ha salido un modelo nuevo, y quieren
comprárselo.
-Nosotros criamos a nuestros hijos con gasas que
lavábamos y reutilizábamos una y otra vez, mientras que ellos crían a los
suyos con pañales de tirar.
-En nuestras casas se guardaban los papeles de los regalos, y los de las pastelerías para envolver nuestros bocadillos, que luego se metían en una bolsita que nos hacían las abuelas con nuestro nombre bordado,que lavaban los sábados en casa y volvíamos a utilizar el lunes durante todo el curso.
-En nuestras casas se guardaban los papeles de los regalos, y los de las pastelerías para envolver nuestros bocadillos, que luego se metían en una bolsita que nos hacían las abuelas con nuestro nombre bordado,que lavaban los sábados en casa y volvíamos a utilizar el lunes durante todo el curso.
-Guardábamos las botellas y los botes de mermelada para envasar tomate y compotas para el invierno, y las de coca cola , gaseosa, cerveza, se llamaban cascos,
y te pagaban por ellas.
-Es perfectamente normal, que nosotros que
crecimos guardándolo todo, choquemos con
los que tiran todo, aunque esté nuevo, para sustituirlo por otro mejor,
así que no vamos a estresarnos, y
fingiremos que entendemos lo inentendible, porque hay que actuar como el junco
que se cimbrea al son del viento y no se rompe.
-La pena es que con estas generaciones tan tironas, tenemos muchos cubos de basura ,y acumulamos tantísimas toneladas que nos asfixian.