A muchas madres como a mi, nos ha sorprendido gratamente, ver los padres tan maravillosos que son nuestros hijos, pues en la época en la que ellos eran bebés, esto era muy diferente. Los padres,” buenísimos,” como mi marido, jugaban con ellos, y les daban algún paseo, pero jamás se les hubiera ocurrido compartir el permiso de paternidad, ni cambiar tantísimos pañales.
La doctora Louann Brizendine, neuropsiquiatra de la Universidad de San Francisco, ha hecho un estudio exhaustivo, sobre la paternidad y ha descubierto cosas interesantísimas.
-El cerebro masculino, se transforma con la paternidad: al recibir las feromonas de la pareja embarazada produce menos testosterona y aumenta hasta un 33% la prolactina, lo que le prepara para una conducta paternal.
-Cuando ven a su bebé, la potente descarga de dopamina y oxitocina es similar a la del enamoramiento. No tarda en aparecer el instinto protector, que se afianza con el contacto físico.
-Cuanta más intervención activa tienen con los hijos, más fuertes son los circuitos cerebrales que afianzan la sincronía entre ambos.
-El modo en que los padres atiendan las necesidades del bebé durante las primeras semanas y los primeros meses después del nacimiento puede modelar el cerebro del bebé para el resto de su vida.
-Las investigaciones han demostrado que el modo en que juegue el padre con su hijo o con su hija, hace que los niños sean más curiosos y mejore su capacidad de aprendizaje.
-Los juegos con el padre son más físicos y más bulliciosos. A los niños les divierte que les cante papá, pues aunque se confunde con la letra o se la inventa, a ellos les resulta más divertido.
-Los bebés adoran a mamá, y los papás les enseñan que el amor as algo más que alimento y que hay un mundo aparte de mamá. Forjar una relación con su bebé, enriquecerá la vida de ambos y la de mamá también.
-Cuando una niña tiene una buena relación con su padre, se establece el marco necesario para que se relacione mejor con los hombres a lo largo de su vida.
-Los niños inquietos aprenden mucho más que los niños tranquilos, porque al correr se estimulan las células cerebrales y los músculos.
-Las niñas por el contrario, necesitan tranquilidad para aprender. Algo que debemos tener en cuenta los padres, los abuelos y los profesores.
