El viernes por la tarde vino mi hijo Félix con
los niños a despedirse porque se iban el sábado a la playa, y nos dejaron a
Coco, que es su precioso gato persa, como a un invitado de honor.
-Sabemos que
volver a tener un gato en casa, es estupendo, ya que además de
alegrarnos la vida a los tres, (mi hija
Gema, mi marido Félix, y yo, no podemos olvidar a nuestra gatita
Chundi); y tener a Coco, es una milagrosa cura contra el estrés.
-Coco es un gato muy bueno y muy limpio; usa su cajón sin
ningún problema, y nunca rompe nada ni
araña los muebles., aunque siempre que quiere se sube a la encimera de la cocina, como een esta foto.
-Es muy juguetón, y lo mismo corre tras una
bolita de papel que le hace Félix, que juega con Gema a coger un cascabel atado
a una cinta roja.
-La primera noche, fue horrorosa, porque se
dedicó a maullar lastimeramente cada rato, y parecía que estaba llorando. Mi marido
dormía como un tronco, pero yo que tengo el sueño ligero, me despertaba, le
traía a mi cuarto, le acariciaba, ronroneaba, y cuando me volvía a dormir, volvían
los maullidos lastimeros, je, je.
-El sábado por la mañana, se dedicó a investigar
toda la casa, y decidió los sitios que iban a ser sus favoritos, así que le
puse en el cuarto de servicio su jaula sin puerta, porque a veces le gusta
entrar en ella, y dentro del armario, una cunita con la puerta entrecerrada
para que se esconda y si quiere se duerma.
-Va detrás de Félix, esperando que le cepille, y
le agradece sus cuidados con un atronador concierto de ronroneos.
-Cada vez que Félix vuelve a casa, le deja
pasearse por el descansillo, pero hoy, ha entrado con las bolsas de la compra,
y Coco ha salido, así que en cuanto nos
hemos dado cuenta de que no estaba, nos hemos puesto a buscarle. Gema y yo
hemos registrado toda la casa, porque se mete en los sitios más insospechados,
pero no le hemos encontrado.
Me he
acordado que me dijo mi hijo Félix que los gatos suben las escaleras porque son
muy curiosos, así que hemos mirado escaleras arriba, y allí estaba, tumbado
como esperando a que le fuéramos a buscar.
-Nos recibe al volver a casa con una serie de
maullidos y gruñidos de alegría, y nosotros le hablamos y le acariciamos, y
cuando le parece suficiente, se va contoneándose con su rabo levantadísimo.
Es muy independiente, y a veces está tumbado en
la esquina de la cocina debajo de la encimera, mirándonos cocinar, pero si nos
vamos a otra habitación, se viene detrás, así que le gusta nuestra compañía.
-Ahora mientras estoy escribiendo esta entrada,
está sentado en mi regazo ronroneando como si fuera un motor, por lo que
deduzco que está contento.
- Creo que vamos a disfrutar mucho esta Semana
Santa de nuestro huésped, porque ha traído a nuestra casa mucha alegría y ganas de jugar.
-Aquí está tumbado en mi cama, observando como coloco la ropa en mi armario.
-Buenas noches