Desilusionarnos es muy fácil, solamente
necesitamos que alguien a quien queremos, y
en quien confiamos nos engañe y nos rompa el corazón.
-Decía Marilyn Monroe: “Las desilusiones te
hacen abrir los ojos y cerrar el corazón”.
-En ocasiones todos nos hemos sentido
decepcionados por un amor, por un amigo, por un trabajo, por un partido político, por una empresa….. y esta decepción, nos deja una sensación de desconfianza en
nosotros mismos, que nos hace sentir demasiado tontos, torpes o simplemente
vulnerables, convirtiéndose en algo difícil de borrar.
-Remontar y volver a actuar normalmente tras una
fuerte decepción, es complicado, porque si nos han herido, no podremos solucionar el problema de un día
para otro.
-Una amiga mía psicóloga, llamaba a esto, “el
efecto chubasquero”, porque nos echamos una capa encima para aislarnos y resguardamos de todo lo que pensamos que nos
podría volver a hacer daño.
-La mejor manera de superar esto, creo que es
haciendo una introspección, en nuestras creencias acerca de esas relaciones o
de ese trabajo, o de ese amigo, porque a veces nosotros teníamos unas
expectativas erróneas de cómo deberían
suceder las cosas , y por eso nos hemos sentido tan decepcionados.
-Al conocer a una persona que nos gusta mucho,
estamos tan ilusionados que solemos atribuirles virtudes que nos gustaría que
tuvieran pero que no tienen en realidad, y claro, a la hora de la verdad nunca
son como esperábamos que fueran, y nos acaban decepcionando.
-Una persona puede tener muchos amigos, y hacer
amigos nuevos en cualquier momento de su vida, tenga la edad que tenga.
-Nos podemos enamorar con la misma fuerza más de
100 veces aunque creamos que ese amor nos ha dejado sin sentimientos.
-El mundo está lleno de personas maravillosas
que están deseando conocernos, hay
políticos honestos esperando nuestros
votos, y en cualquier momento nos surgirá el trabajo perfecto en el que nos
sintamos realizados, así que vamos a practicar el Ho’oponopono, y a decir las
palabras mágicas de:
-Lo siento.
-Perdóname.
-Te amo.
- Así les dejaremos marchar sin rencor, y
estaremos dispuestos a recibir todo lo bueno que la vida nos trae.