Muy a menudo, cuando discutimos, acabamos enfadándonos. Es muy difícil encontrar una persona con la que se pueda discutir argumentando. La mayoría de las veces, se va elevando el tono, y, los argumentos pierden validez,
-No es posible una convivencia armoniosa, si el otro, o nosotros, nos empeñamos en la actitud de “tener siempre la razón.”
-Para discutir hay que escuchar al otro, y que él también nos escuche.
- En todas las relaciones, sean de la clase que sean, es absolutamente normal que surjan discrepancias; la igualdad permanente de criterios es muy sospechosa….
-Todos somos distintos, y lo normal es que nuestro criterio discrepe a veces del otro.
-El problema no está en la diferencia de criterios, sino en nuestra incapacidad para comprender el punto de vista del otro.
-En la relación de pareja esta actitud es causa de muchos disgustos, porque si el otro se cierra, tú ya no tienes ni ganas de seguir discutiendo y eso es malo porque:”los sentimientos que no se expresan, se convierten en resentimientos.”
-El que siempre quiera tener razón, será un mal compañero, no se puede pasar por alto que existe una posibilidad por pequeña que sea de que” el otro tenga razón.”
-A lo largo de la historia muchos filósofos han tratado este tema.
-Maquiavelo, escribió al Príncipe que aprovechase cada instante de debilidad de su vecino, para atacarle.
-Schopenhauer en “El arte de tener razón;” expone 38 estratagemas para tener razón siempre, sea de manera lícita o ilícita, y dice que si no queremos ser sinceros, conseguiremos mucho con charlatanería y con “improbidad,” que es hablar a lo tonto sin pensar, pero pareciendo que sabes lo que dices. Así lo verdadero podrá parecer falso y lo falso verdadero.
-Actualmente vemos en la televisión a nuestros políticos, mentir con una gran desfachatez, y defender lo indefendible con argumentos que utilizarían mis alumnos de tercero de primaria, pero sueltan una parrafada llena de frases huecas que consigue callar a su interlocutor.
-No debemos olvidar que el querer tener siempre la razón, es una forma de violencia o agresión. Es una actitud que a mi me parece de abuso emocional, porque hace que el otro se sienta “perdedor” y que sus opiniones, no son ni válidas ni importantes. Es un comportamiento dañino.
-Tendremos todos que hacer el propósito de que en la próxima discusión que tengamos, escucharemos atentamente las razones del otro sin interrumpirle ni hacer gestos de inquietud o descalificación.
-Epicteto, filósofo griego de la Escuela Estoica,” decía:
-“Tenemos dos oídos y una boca, para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos.”
