Aceptarse a si mismo, es una elección. Significa estar contento con uno mismo, ser feliz de ser quien eres. Es sentirte orgulloso de tus logros, pensar que haces las cosas aceptablemente bien, aunque sabes que puedes mejorarlas.
_Aceptarse a si mismo, es un paso fundamental en el proceso de adquirir una autoestima sana, porque vemos lo que nos gusta de nuestra manera de ser, pero también vemos lo que no nos gusta, y podemos intentar mejorarlo o cambiarlo.
-Si una persona se pasa la vida fingiendo ser quien no es, nunca puede quererse ni aceptarse, “solo se ama lo que se conoce”, y si no se conoce, no se ama.
-Es gravísimo, pasarse la vida intentando quedar bien con todo el mundo. Es duro tener que aparentar que tu vida es perfecta, que tu marido o tu mujer son perfectos o que tus hijos son perfectos. Tus seres queridos, tienen defectos como los tienes tú.
-Sería horroroso tener al lado a un marido o a una mujer perfectos que te pusieran el listón tan alto que harían de tu vida un auténtico infierno.
-Las personas que no se aceptan están llenas de odio hacia ellas mismas. Se pasan la vida admirando la casa del vecino, el coche del vecino, la vida del vecino….y no saben que lo más probable es que el vecino tenga tantos o más problemas que el o que ella.
-Es ridículo quitarse años, fingiendo ser más joven, cuando lo maravilloso es cumplir años y sentirte joven.
-Si estás gordo o gorda (como nos ha sucedido en algún momento a la mayoría.) Puedes decidir hacer una dieta para adelgazar. Pero: ¿Cómo puedes adelgazar si no reconoces que estás gordo?
-Si te aceptas y te quieres, puedes empezar a cambiar lo que te gustaría mejorar, y verás que puedes hacerlo.
-Nunca debemos menospreciarnos, somos seres humanos únicos e irrepetibles. Estamos llenos de maravillosas sorpresas. Somos capaces de pensar, de imaginar, de inventar, de reír de llorar, de cantar….y de un millón de cosas más.
Tenemos que ser honestos con nosotros mismos y dejarnos de mentirnos y engañarnos, y de mentir y engañar a los demás.
-Mi hermana Mima dice siempre que tenemos que ser nuestro abogado defensor, no nuestro fiscal.
No olvides que Dios te ha puesto un ser humano a tu cargo, y ese ser humano eres tú, y tienes la enorme responsabilidad de hacerle feliz.
