"SI NO TIENES LO QUE TE GUSTA, HAZ QUE TE GUSTE LO QUE TIENES"
De tí depende que tu vida sea feliz,debes escoger tus ingredientes.


sábado, 3 de agosto de 2013

"Hacer Las Cosas Bien"


Esta mañana he ido de compras con mi hija a un montón de tiendas y hemos estado viendo a varios vendedores que quizás por ser agosto, no estaban en el sitio adecuado, y lo hacían fatal.

-Nos ha llamado mucho la atención, lo mal que han tratado a una chica de talla muy pequeña, diciéndole que se fuera a niños que tenía una talla de niña.
- La chica se ha quedado desolada, y yo la he dicho que vaya a El Corte Inglés, o a cualquier tienda buena y pida una talla small o petite, y que no haga caso…….

-Creo que en cualquier profesión hacerlo bien es importante, porque te sientes mejor, sientes la satisfacción del deber cumplido, funciona mejor todo, ayudas a la gente,  ¡qué sé yo!……

-Ser un buen vendedor en una tienda de ropa , creo que tendría que ser una condición “Sine Qua Non”, porque estás todo el tiempo rodeado de gente que busca ropa para estar mejor, sentirse mejor, quedar bien,  vestir bien….
-En este trabajo, como en muchos otros, el que no se sienta realizado, no debería ocupar ese puesto, en estos momentos tan difíciles, porque además, sin darse cuenta, hace daño a la gente a la que no aconseja, o la aconseja mal.

-A los malos vendedores, solamente les importa lo que la gente paga en caja, en vez de intentar ayudar a las personas con buenos consejos,  a sacar el mejor partido de cada uno.
-La ropa bien escogida, nos cambia completamente; si vestimos bien, podemos estar mucho más guapas, más elegantes, más deportivas, más sofisticadas, más jóvenes, más formales, dependiendo de la ropa que llevemos.

-Desgraciadamente, “El hábito, si hace al monje”……

-Hay un programa precioso en “Divinity” llamado “Cambia de look”, donde cambian totalmente de aspecto a  la gente que no está contenta con su imagen, y consiguen resultados sorprendentes.

-Nos hemos sentado a tomar un Capuccino en el Starbuck de la Vaguada, y le he contado  a mi hija una anécdota que viví yo hace años , y que fue para mí un antes y un después   con todo lo relacionado con  la ropa y el aspecto.
-Una mañana fui con una amiga a la tienda de Elena Benarroch, en  la calle Lista (Ortega y Gasset) de Madrid, en plena Milla de oro.

-Mi amiga María,  saludó a Elena, que es una mujer muy agradable y muy vitalista, además de una gran peletera y una gran modista.
- Enseguida, nos invitó a sentarnos a tomar un café en un rinconcito muy agradable de su preciosa tienda.
-Estuvimos charlando de mil cosas, del I- Ching, que yo echaba entonces y al que María era aficionada, de los maridos , de los hijos…..

-Al cabo de un rato, entró en la tienda una señora extranjera, de unos 50 años, gordita y sonriente, con dos o tres acompañantes. Elena se disculpó con nosotras y fue a saludar, y al cabo de un ratito, y siguiendo las instrucciones de ella, salió una dependienta elegantísima, muy sonriente, con una especie de tendedero lleno de ropa de todos los estilos y colores, y se fue con la señora y sus acompañantes a una salita con probador.
-Elena  nos contó, que la señora estaba desolada, porque necesitaba ropa para asistir a una serie de eventos, con las dificultades que tenía ella para encontrar talla, ya que siempre se vestía a medida en su país.( María y yo pensamos que a lo mejor la habían perdido el equipaje en los aeropuertos).

-Nosotras seguimos charlando de nuestras cosas, y  María, me dijo de pronto: Paloma, ahora vas a ver lo que vale Elena.

-Yo tenía una gran curiosidad, porque me parecía muy difícil, que esta señora encontrara varias cosas a su medida y a su gusto….
-Pero, la sorpresa acababa de empezar. La señora empezó a probarse cosas, y todo la valía, y todo la gustaba, y todo la favorecía; era un auténtico milagro, parecía  como si se hubiese presentado de pronto el hada de la Cenicienta, y la hubiera dado con su varita mágica, ya que con  todo estaba guapa, y desde luego parecía mucho más delgada y más joven y muchísimo más elegante.
-Esta señora, había tenido la suerte de ir a consultar con profesionales competentes que solamente la mostraron las cosas que la podían valer, y sentar bien, a la vez que servían perfectamente  para los distintos eventos  a los que tenía que asistir.


-Al final la señora se llevó tantas cosas que la tuvo que ayudar el personal a sacar tantísimas bolsas y paquetes al  coche.