Es tiempo de
loterías, y en Madrid, tenemos la costumbre de comprar Lotería de Navidad,
y cambiamos participaciones con los amigos y familiares para que
cuando nos toque un premio, les toque también a los que queremos para
así poder disfrutar mucho más de la fortuna, al ser compartida.
- Mi hija Gema
ha encargado unos décimos a una administración de Mislata (Valencia) que se
llama “La Mágica” y con la lotería la
han mandado un cuento tibetano, que es el que da nombre a la administración.
LA MUÑECA MÁGICA
-Cuentan que
había una vez en una pequeña aldea situada a los pies del Himalaya, una
costurera que durante muchos años cosía y cosía un hermoso vestido sin saber
para quien era.
-Cuando la
preguntaban que para quien cosía ese hermoso vestido, contestaba que no lo
sabía, pero que lo cosía porque lo soñó…..
-Así que
siguió cosiendo y cosiendo cada día desde el amanecer hasta el anochecer….
- Por fin, un
día, llegó a su pequeña aldea el dios de los Designios, tras huir de una emboscada que le habían tendido sus enemigos.
-En su
huída, se había rasgado las vestiduras, y necesitaba urgentemente algo para
ponerse que le permitiera ocultarse en
el bosque.
-Preguntó al
llegar a la aldea si había allí algún sastre, y le llevaron a casa de la
costurera.
-Ella al
verle, se levantó muy sonriente diciéndole mientras le ofrecía su precioso vestido:
-Os estaba
esperando.¡ Ponéroslo!, y no os
preocupéis.
-Cuando le
preguntó por el precio de tan lujoso traje, ella muy sonriente contestó que
gracias a él se había cumplido un sueño que tuvo hace años y por el que estaba
trabajando cada día, y que hoy ya se ha cumplido.
-El dios de
los designios, contestó que en agradecimiento él la regalaba la suerte y la
fortuna, y convirtió los miles de botones que guardaba en casa la costurera en
monedas de oro.
-Desde
entonces, las gentes de los pueblos situados a los pies del Himalaya, creen que
la figura de la costurera les trae suerte, y la representan como una preciosa
muñeca ovalada, vestida con ricos trajes de vivos colores, con una boca
sonriente por cuya abertura la gente mete botones, confiando en que cambiará su
suerte y cumplirán sus sueños.